Redacción Farmacosalud.com
“Lo que pretendemos es que los lectores entiendan que el dolor se puede explicar y que esa explicación, además de ayudarles a entenderlo, les puede permitir buscar métodos de tratamiento muchas veces muy eficaces”, afirma el Dr. Alfonso Vidal en relación a su libro ‘Vivir sin dolor: la guía definitiva para aliviar el dolor y recuperar tu vida’ (editorial HarperCollins Ibérica). Y es que, según Vidal, “se puede vivir sin dolor”, o bien “se puede afrontar el dolor para tratar de vivir sin él”. Otro de los aspectos que el facultativo aborda en su obra es el importante papel que desempeñan los acompañantes del paciente, dado que, cuando se recibe cariño, el dolor “es menos dolor”. Y, entrando ya de lleno en el terreno de las emociones, cabe decir que llevarse una gran alegría (por ejemplo, que tu equipo de fútbol gane un título) desvía la atención con respecto a la percepción de las molestias físicas… “las circunstancias matizan significativamente la interpretación del dolor”, sostiene el Dr. Vidal.
-Entendemos que su libro va de dolor físico...
El dolor es una experiencia multidimensional que afecta a todos los ámbitos de la vida; no existe el alma fuera del cuerpo y, por tanto, la experiencia dolorosa afecta también al estado de ánimo, al estilo de vida y a las relaciones sociales. Aunque este libro habla de los cuadros clínicos signos y síntomas físicos, también pretende explicar la influencia sobre esos otros ámbitos de la vida.
-¿El dolor físico es como el desamor, cada uno lo sufre alguna vez en la vida pero cada uno lo vive a su manera, sin que a menudo haya comparación posible entre casos?
Es muy interesante esta comparación, porque al amor lo identificamos como una experiencia fuera del cuerpo y todos sabemos de qué manera afecta a los sentimientos en nuestro día a día. El amor y el desamor tienen un trasunto orgánico, físico: carne y hueso y química… los procesos neuro-químicos son semejantes. Todos somos seres humanos, pero cada uno tenemos nuestros rasgos diferenciales que nos permiten distinguirnos entre una multitud.
-Algunas personas creen que puntuar la música o la poesía en concursos no tiene sentido, ya que el arte es arte y no es puntuable. ¿Con el dolor pasa lo mismo, cada uno lo puntúa del 0 al 10 (siendo el 0 mínimo dolor y 10 el máximo dolor), pero en verdad esa puntuación es muy relativa a ojos del médico?
Volviendo a la individualidad de las percepciones y las emociones: el dolor es una experiencia personal, pero lo mismo que empleamos el lenguaje para comunicarnos y llamamos ‘blanco’ a lo blanco y ‘negro’ a lo negro, alto o bajo, bonito o feo, y sobre esos adjetivos siempre podemos matizar si es muy blanco o poco blanco, muy grande o poco grande, etc. podemos explicar nuestra experiencia subjetiva individual y tratar de darle un valor que nos permita compararlo con situaciones previas personales o con la experiencia de otras personas. Por eso tenemos ese tipo de cuantificación.
-¿Cómo se puede vivir sin dolor, qué pautas da en su libro para conseguirlo?
El título del libro es más un mensaje de esperanza que, desgraciadamente, un hecho probado; lo que pretendemos es que los lectores entiendan que el dolor se puede explicar y que esa explicación, además de ayudarles a entenderlo, les puede permitir buscar métodos de tratamiento muchas veces muy eficaces. Y, en cualquier caso de alivio, para sobrellevarlo. Pretendemos que los lectores entiendan que se puede vivir sin dolor, o que se puede afrontar el dolor para tratar de vivir sin él.
-¿Según su libro, cómo debe ser el acompañamiento a las personas que sufren este tipo de problema sensitivo-sensorial?
El dolor es una experiencia como hemos dicho subjetiva, individual pero enmarcada en un entorno social. Confiar en una persona que tiene una patología crónica supone tener que estar continuamente comprendiendo las circunstancias del otro y sus posibles necesidades; vivir con alguien que padece dolor crónico supone un esfuerzo añadido de comprensión, de generosidad y de cariño que hace que la otra persona vaya a sobrellevarlo mejor… el dolor con cariño es menos dolor, y ese cariño puede ayudar a poner los medios para facilitar la vida al otro.
-¿Qué papel juegan las emociones en un síntoma perceptivo como el dolor?
Las emociones son parte sustancial de la percepción. En alguna definición de dolor se dice que el dolor es una emoción que nos advierte de que hay algo que nos puede estar resultando lesivo. Por tanto, la percepción supone no solamente la sensación de daño, sino también la interpretación de que ese daño produce como una limitación, incapacidad, sufrimiento… Por eso, además de la transmisión neuro-química simple, hay una modulación compleja relacionada con otros neurotransmisores como la serotonina o la noradrenalina relacionados con el estado de ánimo.
-¿Si tu equipo gana la Champions -por poner algún ejemplo de alegría-, se nota menos el dolor físico que se esté sufriendo en aquel momento de la vida?
Exactamente. Hay un cuadro incluso descrito en la literatura médica que es el ‘síndrome del soldado en la batalla’, descrito en relación con heridas de guerra en el contexto del fragor de un combate: la atención y lo que tiene que ver con la valoración que se le da al esfuerzo y a las circunstancias matizan significativamente la interpretación del dolor.
-¿Qué pueden encontrar paciente y acompañantes en su libro que no puedan encontrar en una consulta médica?
Este libro es un compendio de experiencias en el que hemos pretendido resumir muchos cuadros individuales de personas con las que hemos contactado y compartido espacios en los últimos años. La consulta individual tiene que ver exclusivamente con la patología específica de esa persona y este libro pretende ser un resumen de multitud de experiencias individuales.
En todo caso, desde un punto de vista individual -que es el del autor con su propia experiencia y subjetividad- se han plasmado los detalles por escrito.