Redacción Farmacosalud.com
La tiroidectomía guiada por angiografía con fluorescencia de verde de indocianina (ICG) permite reducir de forma muy significativa el riesgo de hipoparatiroidismo por afectación de las glándulas paratiroides. De confirmarse los buenos resultados obtenidos con la ICG, este procedimiento podría llegar a ser técnica de elección en la cirugía de tiroides, siendo especialmente útil para aquellos cirujanos con menos experiencia en este ámbito quirúrgico, tal y como indica el Dr. Pablo Moreno, jefe de la Unidad de Cirugía Endocrina del Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital de Bellvitge (l’Hospitalet de Llobregat, en Barcelona).
“Nuestro estudio muestra unos resultados prometedores. Realmente, se necesitan ahora estudios bien diseñados (prospectivos y randomizados) que permitan confirmar estos resultados preliminares. Tenemos en marcha un ensayo multicéntrico con más de 20 hospitales que han solicitado su participación. Como ocurre siempre, el tiempo dirá el sitio real que deberá ocupar la tiroidectomía guiada por fluorescencia. Si se confirman nuestros resultados, no habrá duda y será una técnica de elección. En cualquier caso, lo que sí está claro es que de una manera u otra quedará como técnica de utilidad en cirugía endocrina, pudiendo ser sometida a modificaciones hasta ser perfeccionada. Dado que la vascularización de las glándulas paratiroides es muy variable y caprichosa, al final se trata de que al menos una glándula quede bien vascularizada”, argumenta el facultativo en declaraciones a www.farmacosalud.com.
Los cirujanos más beneficiados por la aplicación de la tiroidectomía guiada por fluorescencia ICG serán aquellos “con menos experiencia en cirugía endocrina o con un volumen que nosotros llamamos medio-bajo, ya que los profesionales con un volumen alto (somos muy pocos los que nos hemos especializado al 100% en la cirugía endocrina) se supone que ya debemos tener unos estándares de calidad y de especialización muy altos”, refiere Moreno.
Extirpación total o parcial de la glándula tiroidea
La tiroidectomía, la extirpación total o parcial de la glándula tiroidea, es el procedimiento más habitual en cirugía endocrina. La complicación más grave que puede registrarse en esta intervención es el hipoparatiroidismo, que provoca una hipocalcemia o caída transitoria o permanente del calcio en la sangre por debajo de los índices normales debido a una lesión en las glándulas paratiroides, situadas detrás de la tiroides. Las cuatro glándulas paratiroides, de las dimensiones de un grano de arroz, controlan los niveles de calcio en el cuerpo. Al realizar una tiroidectomía total, las glándulas deben intentar protegerse, pero dada su fragilidad, en muchas ocasiones la operación provoca que queden inutilizadas. Esto ocasiona la aparición de hipocalcemia, que puede ser transitoria o permanente, y que puede derivar en una enfermedad crónica grave que requiere tratamiento de por vida.
Con el fin de conseguir minimizar este riesgo, la Unidad dirigida por el Dr. Moreno ha publicado, por primera vez en el mundo, un trabajo con datos clínicos sobre la tiroidectomía guiada por angiografía con fluorescencia de verde de indocianina (ICG). “Al inicio de la cirugía inyectamos el contraste de ICG para obtener un mapa que nos indique por dónde llegan los vasos sanguíneos a las glándulas paratiroides; entonces podemos empezar la intervención con una mayor seguridad de no afectarlas”, señala Moreno a través de un comunicado. De esta forma se preservan las glándulas paratiroides de forma objetiva visualizando los vasos que las nutren y no intuitivamente, como se hacía hasta ahora.
La experiencia de la Unidad del Dr. Moreno ha sido fundamental para desarrollar la nueva técnica, que se presentó en el último Congreso Mundial de Cirugía de la International Association of Endocrine Surgeons (IAES), celebrado recientemente en Viena. Desde el año 2018, un total de 120 personas han sido operadas con fluorescencia en el centro hospitalario de Bellvitge y los resultados han sido recogidos en distintos artículos científicos. “En un primer trabajo, publicado en ‘JAMA Surgery’, demostramos que nada más terminar la cirugía ya podíamos saber si las glándulas paratiroides funcionaban o no, y también se determinó que con una sola glándula que no se vea afectada es suficiente para mantener los niveles de calcio correctos”, sostiene el experto.
Ahora, los resultados del último artículo, que ha publicado la revista ‘World Journal Surgery’, confirman los beneficios de la tiroidectomía guiada por angiografía con ICG para preservar las glándulas paratiroides, tal y como subraya el Dr. Moreno: “de los últimos 56 pacientes que hemos tratado con este procedimiento, sólo 2 han necesitado calcio durante dos o tres días, por lo que en ninguno de ellos se ha registrado un hipoparatiroidismo permanente. Con una sola glándula que preservemos evitaremos una complicación grave y de por vida, con el coste que supondría para la calidad de vida del paciente y para el sistema sanitario”.
Algunas posibles contraindicaciones
El contraste de ICG es una sustancia que se disuelve en agua y que, una vez inyectado por vía endovenosa, se fija a las proteínas y circula por la sangre libremente. A partir de aquí, el ICG es estimulado con una sonda especial para que emita una luz susceptible de ser detectada por infrarrojos, lo que, una vez logrado, muestra la vascularización de las glándulas paratiroides (mapa vascular) y guía a los cirujanos para preservarlas. La fluorescencia de verde de indocianina (ICG) empezó utilizándose en óptica y oftalmología. “Sabemos que no podemos superar una cierta dosis” del contraste ICG, si bien esa cantidad “está muy lejos de la que nosotros utilizaríamos con dosis repetidas para el estudio que hacemos”, detalla.
"El ICG no ayuda a identificar las glándulas paratiroides, sólo nos dice si el tejido que valoramos está perfundido o no (irrigado). El cirujano tiene que saber lo que está viendo y esto implica que se necesite cierta experiencia en cirugía tiroidea", especifica el experto.
Este procedimiento podría no ser útil en las siguientes circunstancias:
• pacientes operados previamente de tiroides o con tiroides muy voluminosos, en los que es prácticamente imposible identificar en todo su volumen una glándula que mide 4-5 milímetros
• Se ha comentado la posibilidad de que no estuviera indicado en enfermos aquejados de hipertiroidismo. Ahora bien, puesto que cuando se opera a alguien con hipertiroidismo “es para quitarle el tiroides entero y curarle la enfermedad, la enfermedad deja de existir en el momento en que intervenimos, con lo que no tenemos ningún problema para aplicar la nueva técnica con ICG”, precisa el Dr. Moreno.