Redacción farmacosalud.com
Dentro del proceso de envejecimiento de la piel resulta habitual y común ver la aparición de manchas oscuras, verrugas, arrugas y puntos rojos. Quizás estos últimos son los que causan más alarma, de manera que no resulta extraño que haya gente que acuda a un dermatólogo para solicitar información. Científicamente, esos puntos rojos o rubí se denominan angioma capilar adquirido y “no tienen ninguna importancia y no requieren tratamiento”, asegura el dermatólogo Ramon Grimalt. De hecho, las manifestaciones del angioma capilar adquirido no son más que pequeñas dilataciones capilares que pueden ser eliminadas mediante varias técnicas.
Igual que en las piernas es habitual poder observar pequeñas venitas que se rompen (varículas), racimos de venitas antiestéticas en los muslos o alrededor de las rodillas o incluso venas mas gruesas y marcadas (varices), no es extraño observar este otro tipo de patología vascular en el tronco. Normalmente, los puntos rojos aparecen en el tronco, barriga, pecho y espalda, especifica el dermatólogo. Debido a factores hereditarios, el número y la edad de aparición de las manifestaciones de angioma capilar adquirido probablemente sigan las pautas de familiares de primer grado, como los progenitores.
Todo un arsenal terapéutico para eliminar los puntos rojos
Si bien no hay motivos para tratar los puntos rojos, puede haber personas que por razones estéticas -en caso de aparición en zonas del cuerpo muy visibles- quieran eliminarlos. Asimismo, hay individuos a los que el angioma capilar adquirido les molesta por estar colocados en lugares del cuerpo con mucho roce. Según Grimalt, “resulta muy sencillo quemar” esos puntos rojos “y hacerlos desaparecer sin dejar ningún tipo de marca o cicatriz”. Entre el arsenal terapéutico figuran los láseres vasculares, el láser YAG, el láser de colorante pulsado o incluso la IPL, además del bisturí eléctrico o electro fulgurador (EFG).