Tony Estruch, autor del libro ‘Geniotipo (descubre al genio que hay en ti)’ (editorial Diana): Tony Estruch nació en 1981 y es músico de formación. A los diecinueve años fundó sus primeras tres empresas, por aquel entonces relacionadas con la música. Todo esto le llevó a gestionar y observar a un equipo humano de más de cien personas. De su experiencia como empresario, gestor y artista nació el estudio del geniotipo, al que se ha dedicado los últimos diez años, investigándolo y desarrollándolo en colaboración con un equipo de profesionales y expertos en desarrollo personal.
Redacción Farmacosalud.com
«¿Cuántas personas se miran cada día al espejo y no se sienten especiales? En su mirada hay desconocimiento de su propio valor. Cuando una persona se conoce a sí misma, cuando toma consciencia de cuál es su talento, entonces empieza a desplegarlo y permite que brille ese oro interior». Lo que viene a decir Tony Estruch, el autor de estas frases incluidas en su libro ‘Geniotipo’, es que no hace falta buscar fuera lo ya que se lleva dentro… sólo hay que descubrir ese talento interior para ir bien encaminados.
En otras palabras, ¿para qué correr el riesgo de pasarse toda la vida buscando al genio de la lámpara maravillosa -para que nos conceda los famosos tres deseos-, si todos llevamos un genio dentro que puede enriquecer nuestro espíritu, estimular nuestros poderes y guiarnos hacia el sendero correcto desde el primer momento? Según parece, todos tenemos un don especial que nos hace únicos. Descubrir y potenciar ese algo particular -qué clase de genio uno es- es el propósito de este libro, en cuyas páginas se despliega la teoría de los geniotipos, una herramienta de autoconocimiento llamada a marcar una nueva era en el mundo del desarrollo personal.
‘No vales para nada’
«Todos somos geniales en algo. Sin embargo, para sacar el mejor partido de nosotros mismos y de los demás, tenemos que abrazar con urgencia una concepción más rica de las capacidades humanas: el talento». Así empieza el libro de Estruch, quien afirma en declaraciones a www.farmacosalud.com que “el talento es fácil de abrazar, porque es natural en ti. Otra cosa es la valentía de hacer coherente tu vida en base al talento, porque eso implica ponerte a su servicio y romper muchas fronteras y patrones limitantes que tú mismo has creado por estar alejado de tu propósito”.
«Muchas personas creen que no son buenas en nada, pero todas lo somos en algo, y nuestra tarea es descubrir cuál es nuestro don para entregarlo al mundo». Por desgracia, todavía hay padres que pretenden estimular y motivar a sus hijos diciéndoles ‘no vales para nada y no valdrás para nada si sigues así’… “Hay muchas frases llenas de torpeza, basadas en chascarrillos populares -lamenta el autor de ‘Geniotipo’-. Las creemos ciertas cuando no tienen verdad alguna. Siempre recordaré esa frase de mejor malo conocido que bueno por conocer; me parece fascinante cuando alguien la verbaliza con el convencimiento de que es así. Pero justamente, eso es lo que suele suceder cuando no estás en tu propósito. Tienes que empezar a imitar y repetir aquello que has visto porque entiendes que debe ser lo normal, cuando no lo es. Ahí es cuando debes plantearte: ‘¿Qué mis padres o entorno me dijeran eso, implica que sea cierto que eso sea así?’”.
¿A las abejas puede no gustarles fabricar miel?
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando una persona llega a la conclusión de que su talento se centra en una actividad que no le gusta? Pongamos el caso de un individuo que se da cuenta por casualidad de que es muy bueno mediando en conflictos, cuando en realidad no le gusta demasiado el contacto con la gente y prefiere realizar actividades en las que tenga que hablar o relacionarse con la menor cantidad de personas posible. A juicio de Estruch, la formulación de ese supuesto es algo así como que 2 +2 sumen 5: “es imposible que tu talento se centre en una actividad que no te guste. Es como si a las abejas no les gustase fabricar miel. Tu talento está al servicio de tu propósito. Por tanto, tu talento es lo que te lleva a vivir de tu pasión y a entusiasmarte con la vida. Eso se ve muy claro en los geniotipos. Como cuento en el libro, cada uno de ellos tiene unas capacidades creativas diferentes, que son las que te llevan a ser geniales para su talento”.
«Desde que empecé a investigar, y también en mi trabajo como consultor, escucho de manera habitual esta frase, con variantes, pero con un mismo sentido: ‘Yo no soy creativo. Se me da bien cocinar, pero ya está’. ¿Cómo que ya está? Es sorprendente la capacidad que tiene el ser humano de autoboicotearse y de empeñarse en silenciar todo su potencial», se lee en ‘Geniotipo’. De acuerdo con su autor, no hay ninguna razón genética que explique ese autoboicot; otra cosa son los motivos culturales, que, sin duda, sí intervienen en la aparición de esa especie de censura autoinfligida. “Pero al talento no le interesa ni tu personalidad ni tu entorno. El talento es biológico e innato. Está formado por tus capacidades creativas, cognitivas y perceptivo-motrices… y ahí poco tiene que ver lo que piensas. Es decir, tu limitación mental en forma de creencia o tradición no limita el poder de tu talento”, comenta.
De la lectura de la obra se desprende que, si bien el pensamiento racional resulta muy útil, recurrir a sus atributos sin querer ver nada más es también una manera muy limitada de entender la vida. Trascender a ello sería uno de los ejes de la teoría del geniotipo. «Nuestro genio muchas veces habita en el fondo de la mina y, para acceder a él, además de información, necesitaremos desarrollar la intuición y aprender a escuchar el corazón, ambos (intuición y corazón) pilares del talento. De poco sirve tener una mente lúcida y un corazón adormilado. A su vez, una nueva manera de contemplarte y de vivir te permitirá crear nuevos vínculos, que a simple vista no se perciben. Cuando el talento aflora, plantea y crea nuevas realidades».
¿Evaluar a un tigre para ver si nada como un delfín?
«Uno de mis recuerdos más presentes se refiere a mi paso por la escuela. Tengo que decir que me interesaba todo menos estudiar, porque nunca comprendí la razón de ser de muchas de las asignaturas. Además, como dijo el experto en educación Ken Robinson en una de sus charlas, que un profesor esté enseñando no significa que los alumnos aprendan. Si el docente no logra conectar con ellos, y el alumnado no abre su corazón al conocimiento, los procedimientos y la transmisión de valores, todas las palabras y explicaciones serán en vano. Esto explica por qué yo me quedaba tantas veces con la mente en blanco en el colegio».
Para Estruch, muchos de esos problemas de autoconocimiento sobre el propio talento proceden de la época escolar, cuando somos niños: “todos pasamos por ahí. Y este factor se convierte en un factor corrector para hacernos a todos iguales. Es decir, te educan igual se tenga facilidad para el arte o para las matemáticas. ¿Qué sentido tiene eso? Es como si a un tigre lo evalúan por si es capaz de nadar como un delfín. No sólo va a suspender, sino que además le generará frustración la comparación por no ser tan bueno como el delfín… porque, de forma biológica, es imposible que nade como él”.
9 geniotipos
En el libro se habla de 9 geniotipos.
• Hay tres geniotipos con capacidades conceptuales: Cuadrado, un genio en administración, empresas y leyes. Pentágono, investigador y científico nato, y Rectángulo, facilitador de trabajos que hacen que el sistema funcione: funcionarios, granjeros, logística…
• Luego existen los 3 geniotipos de búsqueda interior, como Rombo, capaz de ver lo que los demás no ven; es decir, son geniales en el mundo energético y oscuro, como los astrólogos, médiums, videntes, forenses, psiquiatras, etc. Círculo, que es el geniotipo del amor incondicional; tienen que desarrollar un trabajo con carácter altruista, o que parte de lo que hagan aporte ayuda o luz al resto de seres humanos. Y Estrella, el geniotipo del niño prodigio.
• Para acabar están: Infinito, el geniotipo de los psicólogos, profesores, terapeutas, los coach… Elipse, el de los artistas, y Triángulo, el de los políticos y conferenciantes.
'Geniotipo' permite que cada persona conozca su perfil de genio. Ahora bien, cabe advertir que, en algunos casos, ese conocimiento de las propias facultades puede desarrollarse erróneamente y conducir al fracaso, porque “una cosa es tener talento, y otra cosa enfocarlo bien. Por ejemplo, una cosa es que se me dé bien el deporte, y otra cosa es que mi propósito sea ser jugador de fútbol. El camino correcto está en aquello que te haga perder la noción del tiempo. Ese es el mayor indicativo de tu propósito”, sostiene Estruch.
¿Cuál es el geniotipo de Estruch?
Se dice que el dinero no hace la felicidad, pero ayuda. Estruch considera que conocer el geniotipo puede que no haga la felicidad, pero acerca muchísimo a ella porque “conocer tu geniotipo hace que entres en coherencia con tu vida. Es decir, todo ser humano existe porque tiene un propósito, si no, ese ser no existiría. No se me ocurre un motivo para acercarte más a la felicidad que conocer las habilidades para las que existes”.
Y es que, en el libro, se da a entender que hallar nuestro Aladino interior es la llave para estar bien consigo mismo, e incluso para estar bien con el resto de los seres humanos: «Incluso el talento más sencillo puede cambiar el mundo, si se practica desde el corazón y poniendo toda la carne en el asador. Una vez descubras cuál es tu geniotipo, estará en tus manos descubrirlo en toda su magnitud y aplicarlo a cada área de tu vida. Todos tenemos un genio dentro, como la lámpara de Aladino, aunque aún no la hayamos destapado porque quizá no sabemos que debemos frotarla».
«A lo largo de la vida, aprendemos y nos adaptamos a muchas situaciones, pero el talento es innato. Otra cosa es que seamos conscientes de él y sepamos cómo usarlo a nuestro favor, ya que [...] todo don tiene su lado de sombra. Para descubrir tus posibilidades y desarrollarlas, el geniotipo es una herramienta de autoconocimiento que te permite ordenar tu mente desde el corazón. Es como un libro de instrucciones para gestionar unas capacidades que tienes incorporadas desde que llegaste al mundo. Conocer tu geniotipo te ayudará a desbloquear y hacer fluir tu don, soltando prejuicios heredados y protegiéndote, a la vez, de tu propio lado de sombra».
Como es lógico, a Estruch le han preguntado muchas veces cuál es su geniotipo, por lo que no puede evitar lanzar una comprensiva carcajada cuando www.farmacosalud.com cae en la tentación de preguntárselo también. Con la descripción de los geniotipos realizada unas líneas más arriba, se estaría dando alguna pista para la designación de su perfil genio-típico, pero él prefiere no poner las cosas fáciles: “tengo una matriz, y dos ascendentes. ¡Dejo a la gente que lo adivine! Namasté”*.
*Namasté: saludo de origen sánscrito