Redacción Farmacosalud.com
Zarandear a un bebé solo unos segundos puede dejarlo ciego o provocarle secuelas neurológicas irreversibles o incluso la muerte. Los zarandeos provocan que la cabeza del bebé sufra movimientos de aceleración y desaceleración rápidos que, a causa del gran tamaño de la cabeza en proporción al resto del cuerpo y a una musculatura del cuello débil, facilitan que se produzcan lesiones intracraneales o un traumatismo craneal. Se conoce como traumatismo craneal abusivo (síndrome del bebé zarandeado) y tiene como síntomas más frecuentes la hemorragia cerebral y retiniana, las fracturas óseas y las secuelas neurológicas.
El equipo EMMA-Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolescencia y el Servicio de Neonatología del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona) han iniciado un programa de prevención del traumatismo craneal abusivo para concienciar a la población sobre el impacto que tiene agitar con violencia a un niño de muy corta edad. En todo el mundo, uno de cada cuatro bebés que sufre este tipo de agresión muere y, de los niños supervivientes, aproximadamente un 65-80% presentan secuelas neurológicas, como deterioro motor, cognitivo o retraso mental. “Zarandear a los bebés no es la violencia física más frecuente que se ejerce contra los niños, pero sí la que causa más muertes y más secuelas”, resume la Dra. Anna Fàbregas, adjunta del Servicio de Pediatría y coordinadora del equipo EMMA-Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolescencia. “Es un maltrato muy grave, hace falta que la población sea consciente del daño que puede provocar a sus hijos zarandearlos”, agrega.
‘¡Auxilio! No para de llorar’
Gracias al programa de prevención contra el síndrome del bebé zarandeado que ha puesto en marcha Vall d’Hebron, todos los padres, madres y cuidadores o cuidadoras de los niños que nacen en el Hospital son informados verbalmente de los riesgos que comporta esta práctica, una información que les transmiten profesionales de Enfermería en la misma habitación del Hospital Infantil y Hospital de la Mujer y también los equipos de pediatría en la Atención Primaria. “Nuestra tarea como equipo de enfermería es principalmente preventiva. Mediante la información proporcionada a los padres y madres de los bebés ingresados en planta y haciéndolos conocedores de los riesgos que comporta el zarandeo, contribuimos a reducir el número de casos”, explica Mari Carmen Márquez, supervisora de hospitalización de Obstetricia.
Esta alerta también figura por escrito en el informe de alta que reciben los progenitores. Además, se da a las familias el tríptico informativo ‘¡Auxilio! No para de llorar’, elaborado en nueve idiomas por la Agencia de Salud Pública de Catalunya del Departamento de Salud, en el que se incluyen consejos para quienes cuidan a un bebé. En el tríptico se advierte que un niño de muy corta edad buena salud puede llorar una media de dos o tres horas al día, a pesar de que a veces puede llorar muchas horas seguidas, sobre todo al atardecer y durante los primeros meses de vida.
El tríptico informativo complementa también la tarea de acompañamiento de los equipos de pediatría de la Atención Primaria y da consejos para quienes están al cuidado de un bebé, para evitar zarandearlo. Los bebés lloran si tienen hambre, cansancio, van sucios o mojados o no se encuentran a gusto por alguna otra razón. Si resolver las demandas que presentan, sostenerlos en brazos, acunarlos a un ritmo tranquilo (se puede utilizar un pañuelo portabebés), mimarlos, darles el pecho o biberón, cambiarles el pañal y otras técnicas tradicionales no funcionan, se recomienda a los cuidadores hacer relevos con otras personas que prueben de calmarles. Si solo hay una persona a cargo del bebé en aquel momento y nota que está a punto de perder el control, se recomienda que lo deje a su cuna, de lado o con la barriga hacia arriba, y busque un espacio para recuperar la tranquilidad, llamando a una persona de confianza si es posible para que le ayude.
“Los primeros meses de crianza pueden ser duros porque si un bebé llora mucho o está intranquilo es posible que los padres, madres o cuidadores no puedan descansar suficiente y las dificultades a la hora de consolar al bebé les generen frustración”, expone el Dr. Cèsar Ruiz, jefe de Sección de Neonatología de Vall d’Hebron: “es importante encontrar alternativas en el manejo de la rabia, el cansancio o la frustración y, si hace falta, pedir ayuda”. Llamar a Infancia Responde (116111) o comunicar la situación a los profesionales de la atención primaria para buscar apoyo es una posible solución. A pesar de que es normal que un niño llore, sobre todo los primeros meses de vida, si llora más tiempo o más fuerte que de costumbre o parece que sufre se tiene que consultar al pediatra.
En los casos de sospecha de traumatismo craneal abusivo, el protocolo que hay que seguir está claro. El equipo multidisciplinario formado por profesionales clínicos y de la Unidad de Trabajo Social, realiza las comunicaciones a la DGAIA (Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia), Fiscalía de menores y Juzgado de Guardia.
Más incidencia entre los dos y ocho meses de edad
En los casos de los lactantes que sufren el síndrome del bebé zarandeado se ha observado que el desencadenante principal es el llanto continuado inconsolable del bebé y también influyen otros indicadores de riesgo como las expectativas no realistas sobre el desarrollo del niño, el estrés, las situaciones familiares de vulnerabilidad, la violencia machista, el uso de alcohol u otras sustancias, el haber sido víctima de violencia en la infancia, el hecho de que los progenitores sean jóvenes o de familias monoparentales sin apoyo de su red social o haber sido derivado previamente a los servicios de protección de la infancia.
Habitualmente, los hombres ejercen más este tipo de violencia que las mujeres. Los picos de incidencia se registran en niños de dos y ocho meses. “Es importante que como adultos ajustemos nuestras expectativas y sepamos que los llantos formen parte de una etapa normal en el desarrollo y que hay una gran variabilidad entre bebés en el temperamento, el patrón de llanto y los niveles de actividad”, indica la Dra. Fàbregas.
Aumento de bebés atendidos en la primera mitad de 2022
El equipo EMMA ha detectado un aumento del número de bebés atendidos a causa de traumatismo craneal abusivo en los primeros seis meses del año 2022, con un total de cinco casos. En los últimos once años, Vall d’Hebron ha atendido 27 casos de niños con traumatismo craneal abusivo, con una media de dos/tres casos al año; por lo tanto, en la primera mitad de 2022 se ha duplicado la media anual. De estos 27 casos, el 78% fueron niños y el 74% de menos de 6 meses de edad con un pico importante en los tres primeros meses de vida.
La clínica por la cual las familias acuden a los servicios de salud suele ser las convulsiones, y la mitad de los pacientes presentan una sintomatología muy grave, puesto que requieren intervención neuroquirúrgica de urgencias con ingreso a una unidad de cuidados intensivos. Un 40% de los pacientes presentaron al alta algún tipo de déficit cognitivo, y dos de los pacientes (un 7%) fueron éxitos (fallecidos).