Redacción Farmacosalud.com
La hepatitis D está repuntando en España. Actualmente, la prevalencia de esta enfermedad se sitúa en torno al 5%, después de creerse prácticamente extinta en la década de los 90, momento en el que esta hepatitis viral llegó a tener gran importancia clínica al afectar al 20% de los pacientes que tenían una infección crónica por el virus de la hepatitis B. Esta es una de las principales conclusiones que expuso el Dr. Manuel Rodríguez García, especialista en Aparato Digestivo del Hospital Universitario Central de Asturias (Oviedo) en la ponencia ‘Hepatitis D, la gran desconocida’, dentro de la mesa redonda ‘Caminando hacia el diagnóstico y la eliminación de las hepatitis virales’, del LXXXI Congreso de la Sociedad Española de Patología Digestiva, celebrado recientemente en León.
El perfil del paciente con hepatitis D ha variado en el tiempo. A finales del siglo pasado, los más afectados por la patología eran usuarios de drogas por vía parenteral y hemofílicos que habían recibido transfusiones de sangre contaminada con los dos virus. Sin embargo, debido a los programas de vacunación frente al virus de la hepatitis B y a las mejoras en los cribados, la prevalencia disminuyó de forma significativa en España. Una tendencia que, tal y como explica el Dr. Rodríguez García, se está revirtiendo en territorio español, registrándose un repunte en los últimos años. La razón principal de este incremento se debe, entre otras circunstancias, a los fenómenos migratorios que llegan a España procedentes del África subsahariana y el Este de Europa, incidiendo más en hombres que en mujeres y, especialmente, en población joven.
“Estos flujos migratorios provienen de zonas donde la hepatitis D tiene todavía una prevalencia elevada, por lo que los expertos debemos estar alerta y buscar de forma obligatoria el virus Delta en pacientes con infección crónica por hepatitis B”.
Menos opciones de tratamiento y peor pronóstico
Otra de las circunstancias que ha provocado que la hepatitis D sea todavía una de las más desconocidas dentro de la familia de las hepatitis virales es la falta de arsenal terapéutico, según avisa el experto. “A diferencia de la hepatitis B y C, en la D no hay opciones de tratamiento con una tasa de respuesta aceptable, lo que provoca que la enfermedad tenga peor pronóstico y los pacientes que la padecen tengan más riesgo de sufrir cirrosis o cáncer hepático”.
Según indica Rodríguez García, en la actualidad el único tratamiento disponible en España frente a la hepatitis D es el interferón, un agente que logra suprimir la actividad viral y hepática sólo en una minoría de pacientes tratados. Sin embargo, existen nuevos avances farmacológicos con mayor eficacia y tolerancia contra la enfermedad, como es el caso de bulevirtide, un medicamento antivírico que ya está autorizado por la Agencia Europa del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) y por la Agencia Americana del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés), pero aún no por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), precisa el experto.
“Se necesita con urgencia que España apruebe nuevas opciones terapéuticas contra la hepatitis D y que las nuevas generaciones de gastroenterólogos comiencen a buscarla en todos los pacientes con infección por virus B”, afirma el Dr. Rodríguez García.