Redacción Farmacosalud.com
Un equipo de Nefrología y Cirugía del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona y del Hospital Clínic de la capital catalana ha llevado a cabo un trasplante de dos riñones procedentes de un mismo donante a dos hermanos gemelos, es decir, cada uno de los hermanos ha recibido un riñón, lo que convierte a este doble injerto en el primero de estas características que se realiza en España, de acuerdo con los datos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Ambos receptores del órgano ya gozan de una función renal del 100% e incluso ya están practicando deporte, natación para ser más concretos.
Estos gemelos nacieron con una poliquistosis renal autosómica, un trastorno hereditario que provoca el desarrollo de quistes dentro de los riñones y que causa una pérdida lenta y progresiva de la función renal, por lo que se hace necesario el trasplante a largo plazo. El equipo médico del Servicio de Nefrología del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, liderado por los Drs. Álvaro Madrid y Marta Jiménez, planteó la opción del injerto renal a la familia de los pacientes en marzo de este año, ya que por aquel entonces los riñones de los niños presentaban un funcionamiento de tan solo el 10%.
Debe haber compatibilidad con el tamaño del órgano
Los órganos que finalmente se transfirieron a los gemelos procedían de una persona fallecida, un menor de 18 años cuya edad se aproximaba pero no era idéntica a la de los receptores, que tienen 11 años. Si el donante hubiera sido un adulto también habría podido llevarse a cabo el trasplante, siempre y cuando hubiera existido compatibilidad inmunológica y el tamaño del riñón hubiera sido el adecuado. De hecho, por más que un donante sea una persona joven, si tiene una altura de 2 metros sus riñones serán grandísimos y no cabrán en un receptor pediátrico. “Si tenemos un niño muy pequeño no podemos ponerle un riñón de alguien que pesa 70 quilos, porque hay un problema de espacio, es decir, no tenemos un lugar donde implantar el órgano. Y, en caso de ser injertado, quedaría ubicado a presión, lo que podría alterar su funcionamiento. Es un problema de incompatibilidad por tamaño”, explica el Dr. Madrid, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona.
Con respecto a los hermanos gemelos, en un primer momento los profesionales consideraron la opción de implantarles un riñón de donante vivo de su entorno familiar. "Como los padres son del mismo grupo sanguíneo, la idea inicial era que uno de los progenitores pudiera donar un riñón a uno de los niños y el otro progenitor, al otro. Pero al realizar las pruebas de estudio para la donación, vimos que la madre sí podía ser donante, pero no el padre, y el resto de familiares no eran compatibles. Esta situación nos planteaba un gran dilema ético: no podíamos trasplantar solo a uno de los dos niños cuando se encontraban en una situación clínica idéntica. No había ningún criterio objetivo que nos indicara que uno requería el trasplante de manera más urgente que el otro”, relata mediante un comunicado el Dr. Madrid.
Una vez descartada la donación en vida, el equipo médico optó entonces por recurrir a la donación por fallecimiento e inscribieron a los dos niños en la lista de espera de la Organització Catalana de Transplantaments (OCATT) [Organización Catalana de Trasplantes]. Gracias a la generosidad de la familia del menor que perdió la vida y a la organización de todo el operativo por parte de las oficinas de coordinación de la ONT y de la OCATT, se pudo realizar simultáneamente el injerto a los dos gemelos poco después.
En pocas horas, los dos niños entraban en quirófano –primero, uno, y al acabar este trasplante, el otro– para recibir su nuevo riñón. En la intervención quirúrgica participó la cirujana del Hospital Clínic de Barcelona, Mireia Musquera, que forma parte del equipo del Servicio de Urología de este centro que dirige el Dr. Antonio Alcaraz, estando también implicados por parte del Clínic los profesionales Antoni Vilaseca y Mònica Peradejordi.
Los trasplantados renales no pueden ni deben practicar deportes de contacto
Tratándose en este caso de dos gemelos (idénticos, dado que hay gemelos que no lo son), es de esperar que su evolución post-trasplante a corto y medio e incluso a largo plazo sea similar. Eso sí, para ello deberán llevar una vida parecida -por decirlo de algún modo- y hacer caso de las pertinentes recomendaciones médicas. Por el momento el postoperatorio “ha ido muy bien, con leves diferencias. A uno de los hermanos el riñón comenzó a funcionarle muy precozmente, mientras que al otro el suyo tardó un poquito más, entre 24-48 horas, pero ahora el estado de salud de ambos es el mismo. También hay que decir que, al principio, uno presentaba una tensión un poquito más alta que el otro, si bien eran diferencias poco significativas. A día de hoy están exactamente igual, con una función renal del 100%”, afirma Madrid en declaraciones a www.farmacosalud.com. Los hermanos han permanecido ingresados juntos en todo momento y actualmente sólo requieren control ambulatorio.
Así pues, como se ha apuntado, los dos gemelos tienen ahora un riñón cada uno. Ello no les impide llevar una vida tremendamente activa, como lo demuestra el hecho de que practiquen submarinismo y natación, en este último caso 2 o 3 veces por semana. De todos modos, hay que tener en cuenta que cualquier riñón sometido a injerto siempre se deja colocado en una zona más superficial de la que es su posición en estado natural para que, en caso de rechazo o de presentarse cualquier otra eventualidad, sea más accesible para hacer biopsias, exploraciones, etc. Por este motivo, toda persona que ha recibido un riñón debe “tomar una serie de precauciones, especialmente encaminadas a evitar traumatismos en la zona del injerto. Por ejemplo, este tipo de pacientes están limitados en los deportes de contacto, en aquellos en que puedan recibir golpes en ese punto del cuerpo. Con el resto de deportes no hay ningún problema, de ahí que esos dos gemelos practiquen natación”, expone el experto.
En un injerto renal, el receptor recibe siempre un solo riñón, no dos
Finalmente, cabe destacar que, en un injerto renal -y tanto en adultos como en niños- a cada receptor se le trasplanta siempre un solo riñón y no dos, por más que se disponga de los dos riñones de un donante fallecido. “Se ha comprobado que, con un solo riñón, uno puede hacer vida normal. Hay personas que nacen con un solo riñón y no tienen nunca ningún problema en ese sentido”, señala el Dr. Madrid.
De este modo también se aprovechan mejor los recursos existentes para trasplante, puesto que a partir de los dos riñones de un solo donante pueden beneficiarse dos receptores diferentes, o sea, un riñón para cada uno, lo que sin duda ayuda a ‘vaciar’ las listas de espera. “Es lo que se hace actualmente… hay una lista de espera a nivel nacional y, si se ven compatibilidades, entonces un riñón puede acabar en Andalucía y el otro en Galicia, o en Madrid o en Barcelona, por así decirlo”, comenta. Si el donante es una persona viva, da uno de sus dos riñones y puede seguir viviendo con el que le queda.