Redacción Farmacosalud.com
Un consenso de las sociedades científicas GeSIDA, Grupo de Estudio del SIDA de la SEIMC (Sociedad Española de Enfermedades y Microbiología Clínica) y semFYC (Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria), apuesta por Urgencias como uno de los servicios médicos que pueden contribuir a optimizar el cribado del VIH, el virus causante del SIDA. El documento, titulado Manejo compartido del paciente con infección por VIH entre Atención Primaria y Hospitalaria, es pionero en Europa y condensa información de relevancia con más de 300 referencias bibliográficas de diversas organizaciones científicas. La nueva guía, que ha sido elaborada durante la pandemia de COVID-19, pretende aprovechar el conocimiento, las fortalezas y potencialidades de cada ámbito asistencial para mejorar la prevención, el diagnóstico precoz, el abordaje de otras comorbilidades o la correcta adherencia al tratamiento antirretroviral, entre otros objetivos.
Pese a los significativos avances en la lucha contra el VIH registrados en las últimas décadas, en España siguen existiendo ámbitos donde es necesario mejorar. El ejemplo más representativo es el de la tasa de nuevos diagnósticos, que, si bien se ha reducido, sigue siendo superior a la media de la Unión Europea. Y, a pesar de que la prueba de detección es gratuita y confidencial, más del 40% de las personas diagnosticadas siguen presentado una detección del VIH tardía. Según se dice en el consenso, ‘el diagnóstico precoz es probablemente la mayor asignatura pendiente de la respuesta a la infección por el VIH tanto en España como en el resto de los países desarrollados’.
Reforzar la formación/información sobre las implicaciones del retraso diagnóstico
Con el fin de optimizar el cribado de este virus, el documento propone, en primer lugar, actualizar y difundir la ‘Guía de recomendaciones para el diagnóstico precoz del VIH en el ámbito sanitario’, publicada por el Plan Nacional del Sida, “de acuerdo con la última evidencia disponible, definiendo unos estándares de calidad para mejorar la eficacia y la eficiencia de la detección de la infección y contando para ello con los profesionales de Atención Primaria, Atención Hospitalaria y de los Servicios de Urgencia. Esta guía es un instrumento que podría ser de gran utilidad si se realizara una adecuada difusión de la misma”, sostiene el Dr. Ignacio Alastrué, uno de los coordinadores del manual firmado por GeSIDA y semFYC.
En el nuevo consenso también se propone reforzar la formación/información de los profesionales sanitarios sobre las implicaciones del retraso diagnóstico y la importancia de la detección precoz de la infección por el VIH para que los facultativos soliciten con mayor frecuencia la prueba rutinaria y la dirigida.
Y, por último, se apuesta por implementar estrategias e intervenciones claras y precisas para realizar el cribado del VIH en los diferentes ámbitos sanitarios, Atención Primaria, Atención Hospitalaria y en el Área de Urgencias, “facilitando a los profesionales las condiciones asistenciales adecuadas para que puedan llevarlas a cabo”, explica el Dr. Alastrué, a su vez médico de familia y miembro de semFYC.
En la coordinación del documento elaborado ahora han participado, asimismo, los Drs. Nuria Orozco y José L. Ramón, por parte de semFYC, y Juan E. Losa y María Jesús Pérez Elías en representación de GeSIDA. Según apuntan estos facultativos, la guía nace con el objetivo de ‘facilitarle la vida al paciente, colocándolo en el centro de nuestra actividad’.
Cada vez hay más pacientes con comorbilidades y polimedicación
El curso de la infección por el VIH/SIDA ha sufrido un claro cambio desde que se dispone de un tratamiento antirretroviral (TAR) eficaz, lo que ha permitido reducir notablemente la morbimortalidad asociada al virus y su transmisión. Pese a ello, el escenario asistencial sigue siendo complejo, ya que a la vez que se registran tales mejoras, la población que vive con el virus ha ido envejeciendo (el porcentaje de personas mayores de 50 años atendidas en los hospitales ha ido ascendiendo progresivamente desde el 12% en 2004 hasta el 55,4% en 2019), y cada vez son más los pacientes con comorbilidades y polimedicación, por lo que resulta fundamental en este momento un abordaje multidisciplinar con la participación de los diferentes profesionales y niveles asistenciales implicados en la atención a los sujetos que viven con VIH.
‘Estas realidades justifican un abordaje multidisciplinar y coordinado entre Atención Primaria (AP) y Atención Hospitalaria (AH), tanto para realizar tareas de prevención y cribado de la infección por el VIH en la población general, como para atender de forma integral los múltiples aspectos y matices que configuran esa atención, siempre intentando contemplar el principio de la medicina centrada en el paciente’, destacan los coordinadores.
‘La transmisión vertical en España debería ser 0’
En uno de los capítulos del documento se constata que ‘el riesgo de transmisión materno fetal de la infección por el VIH es casi cero si las mujeres infectadas hacen un correcto seguimiento y tratamiento de su enfermedad. Esto se traduce en los bajos niveles de infección por el VIH en recién nacidos en España en los últimos cinco años (menos de 6 casos año y sólo 2 en 2019). Aun así, son datos alarmantes, pues la transmisión vertical en España debería ser 0’. “Para evitar la transmisión vertical -señala Alastrué-, toda mujer con el VIH debe recibir tratamiento para controlar el virus, iniciando dicho tratamiento tan pronto como sea posible, preferiblemente antes de la concepción. Para poder conseguir esto es fundamental facilitar a todas las embarazadas un acceso rápido a la atención sanitaria, al margen de su situación administrativa. De esta forma, se podría llegar al momento del parto sin que se hubiese producido la transmisión al futuro recién nacido”.
“Una vez iniciado el parto -prosigue-, se debe indicar el tratamiento intraparto con Zidovudina por vía intravenosa si la Carga Viral Plasmática es mayor de 1000 copias/ml o es desconocida”.
“En mujeres con carga viral confirmada o con sospecha de que sea mayor de 1000 copias/ml estaría indicada la cesárea, mientras que en mujeres con una carga viral de entre 50-1000 copias/ml es recomendable, aunque se debe individualizar en cada caso. También debe desaconsejarse la lactancia materna para evitar al máximo el riesgo de transmisión. De esta manera se disminuye el riesgo de infección durante el embarazo, en el parto y durante la lactancia”, expone el especialista.
Cuatro grandes bloques temáticos
Con el propósito de dotar al nuevo manual de un enfoque eminentemente práctico que facilite la implementación de un modelo de cuidados del paciente crónico -en el que resulta esencial la coordinación y los objetivos compartidos para la consecución de unos mejores resultados en salud–, el consenso ha quedado dividido en cuatro bloques:
-En el primero se tratan aspectos de prevención y diagnóstico de la infección por el VIH, fundamentalmente pensados para su implementación en AP, así como los relativos a la derivación a las unidades del VIH de los hospitales y a la vinculación a los cuidados por parte de los profesionales de AP, contemplando algo muy presente en el documento: la bidireccionalidad y la comunicación entre los dos escenarios asistenciales.
-En el segundo bloque se contemplan todos los temas relacionados con la atención y manejo clínico de las personas con VIH. Se abordan los cuidados compartidos y los nuevos modelos de atención, la vacunación de estas personas y el TAR, incluyendo su monitorización, las interacciones y la adherencia, así como el manejo de las principales comorbilidades, y la atención de los problemas específicos de la mujer y de los hábitos tóxicos.
-En el tercer bloque se tratan aspectos sociales, incluyendo temas legales y de confidencialidad, la calidad de vida y el papel de las ONG en la atención de las personas con VIH, sobre todo de las más vulnerables.
-Y, para finalizar, hay un cuarto bloque absolutamente necesario -según se indica en un comunicado de GeSIDA y semFYC- que trata de centrarse en la formación/docencia y la investigación bidireccional y compartida entre AP y AH en todos los temas tratados con anterioridad. Se trata de ‘generar conocimiento en el ámbito de la experiencia compartida, más si cabe cuando desde AP hay pocos datos sobre VIH. Y no hay que olvidar que el virus del SIDA es un factor independiente de riesgo cardiovascular o para diversos cánceres’, sostienen los coordinadores de la guía.
Tras la publicación del manual, desde GeSIDA y semFYC se llevarán a cabo actividades informativas y formativas que den a conocer los pormenores del nuevo consenso, de modo que se favorezca su uso y aplicación en la práctica clínica cotidiana. Asimismo, también se plantea compartirlo con las distintas administraciones sanitarias para facilitar así su implementación real.