El síndrome de vejiga hiperactiva es una patología con un importante impacto en la calidad de vida de quienes la padecen. El tratamiento con oxibutinina transdérmica se relaciona con menor tasa de abandonos, lo que se traduce en un beneficio clínico y una mejora en la calidad de vida de estos pacientes.
El síndrome de vejiga hiperactiva (SVH) es una patología crónica que afecta tanto a hombres como a mujeres y que tiene un impacto considerable en la calidad de vida.1 Si a esta significativa afectación de la calidad de vida sumamos una elevada prevalencia (en torno al 20% en la mayoría de los estudios realizados), entendemos el SVH como un problema sanitario importante.2
Desde un punto de vista clínico, el SVH es un síndrome sintomático caracterizado por urgencia miccional junto con frecuencia urinaria, nicturia y/o incontinencia urinaria (IU) de urgencia.1,2 Los pacientes suelen presentar una combinación de estos síntomas, aunque con una preponderancia variable. El elemento clave que caracteriza al SVH es la urgencia que, junto con la nicturia y la IU de urgencia, se consideran los síntomas más molestos.1
Estudios poblacionales realizados evidencian que la prevalencia se incrementa con la edad. Asimismo, si bien se ha mencionado que puede afectar a ambos sexos, la prevalencia global del SVH es más elevada en las mujeres; igualmente, el tipo de síntomas difiere entre un sexo y otro: la IU de urgencia es más común en mujeres que en hombres.2
En lo relativo al impacto en la calidad de vida, recalcar que la afectación asociada al SVH/IU de urgencia es muy importante. De hecho, por su carácter impredecible, es mayor que la ocasionada por la IU de esfuerzo.3
La última Guía de Vejiga Hiperactiva de la Asociación Española de Urología recoge la evidencia sobre el grado de afectación de la calidad de vida en pacientes con SVH respecto a la población general. Para su evaluación, se empleó la escala SF-36, que ha sido el cuestionario general más frecuentemente utilizado en la evaluación de calidad de vida relacionada con la salud en pacientes con síntomas del tracto urinario inferior. Esta escala consiste en un único ítem que evalúa el estado de salud y 8 dominios sobre salud física y mental. La calidad de vida medida por la escala SF-36 en pacientes con VH fue peor que en la población general.4
Resultados en parámetros de calidad de vida (puntuaciones en la escala SF-36) en pacientes con SVH en comparación con población general.
Figura extraída de Guía vejiga hiperactiva de la AEU, 2014.4
Vemos pues, que el SVH deteriora de forma significativa la calidad de vida, con un impacto negativo sobre el bienestar físico, emocional y las relaciones con los demás.5,6
Aspectos de la calidad de vida afectados por la vejiga hiperactiva
En primer lugar, destacar que los síntomas urinarios asociados al SVH son responsables de importantes estigmas sociales, psicológicos y físicos.4 Son pacientes que presentan pérdida de autoestima y sienten vergüenza, buscando conductas que les ayuden a minimizar los episodios de urgencia. En este sentido, se ha demostrado una mayor tasa de depresión grave y ansiedad entre los pacientes con esta sintomatología.6
→ Un estudio publicado a este respecto evidenció que un 27,5% de los pacientes con SVH padecían también depresión.7
Por otro lado, se pueden ver limitadas actividades diarias, la actividad física y las relaciones interpersonales, lo que puede conllevar aislamiento social.4 En pacientes de edad avanzada, tanto el SVH como la incontinencia urinaria se asocian con una mayor necesidad de ayuda externa y mayor número de hospitalizaciones, de manera que el SVH asociado a IU es uno de los motivos principales de ingresos prematuros en residencias.6
En cuanto al impacto en la funcionalidad física, estos pacientes (sobre todo los ancianos) presentan un mayor riesgo de sufrir fracturas o caídas. Muchas veces esto es consecuencia del intento por llegar rápidamente al lavabo, aunque también se debe a los trastornos del sueño producidos.1,6 Estos problemas del sueño, que suelen estar relacionados con la nicturia, a su vez también pueden causar un descenso en la productividad laboral.8
También es necesario recalcar que, tanto en varones como mujeres, los síntomas del SVH se asocian con un impacto negativo sobre la función sexual y sobre las relaciones de pareja.4
→ De hecho, hay autores que indican que entre las situaciones que más influyen en la calidad de vida de los pacientes con SVH se incluye la IU durante el acto sexual.6
Por último, comentar que las infecciones del tracto urinario inferior son otra de las comorbilidades típicamente asociadas al SVH y que también se encuentran entre las más influyentes sobre la calidad de vida.4,6
Fuente: Archivo
El reto de mejorar la calidad de vida
El objetivo fundamental del tratamiento del SVH es mejorar la calidad de vida, reduciendo la gravedad de la incontinencia o el número de escapes y, cuando sea posible, recuperando la continencia.9 Sin embargo, en la práctica clínica habitual supone un reto constante.
Primero, porque es una enfermedad que se sufre en silencio. Es decir, existe un bajo índice de consulta por esta enfermedad (sobre todo en la población mayor), lo que implica que solo un pequeño porcentaje de pacientes reciban un tratamiento adecuado y, por el contrario, exista un deterioro considerable de la calidad de vida en un gran porcentaje de pacientes.6
En segundo lugar, porque en caso de que se prescriban tratamientos, la adherencia a los mismos es típicamente baja.10 Este punto es clave, ya que la persistencia de la medicación para el SVH se asocia con un beneficio mayor en la mejoría de los síntomas y una mejor calidad de vida.11
Respecto a la adherencia, es preciso profundizar en los factores que la condicionan:
→ La comunicación médico-paciente debe centrarse en las necesidades de este último. Así, un estudio americano confirmaba que el impacto del SVH en la calidad de vida y las preocupaciones concernientes, y la adherencia al tratamiento, eran abordadas con poca frecuencia en la consulta.12
→ Los antimuscarínicos tradicionalmente empleados (por vía oral) se asocian a efectos secundarios (sequedad de boca, estreñimiento, visión borrosa, mareos y problemas cognitivos) que limitan la tolerabilidad de la terapia y son responsables de la falta de adherencia.10
Los profesionales sanitarios juegan un papel fundamental a la hora de comunicar al paciente y aclarar los aspectos clínicos del tratamiento para que las expectativas se vuelven más realistas;13 por otro lado, se ha demostrado que la vía de administración es clave para mejorar la adherencia.10
El valor de la oxibutinina en parche transdérmico
La oxibutinina transdérmica (Kentera®, comercializado por Laboratorios Gebro Pharma)14 permite una liberación prolongada con una dosis habitual de dos parches a la semana y proporciona un suministro continuo, minimizando las fluctuaciones máximas y mínimas en los niveles plasmáticos. Además, los niveles del metabolito N-desetiloxibutinina (N-DEO) plasmáticos son bajos con esta forma de administración, ya que se evita el metabolismo gastrointestinal y hepático de primer paso, lo que reduciría los efectos secundarios anticolinérgicos.10
La administración por vía transdérmica se relaciona con una menor tasa de abandonos del tratamiento, lo que implica un beneficio clínico mayor y una mejora en la calidad de vida de los pacientes tratados.10 Esto ha sido confirmado en estudios en condiciones de práctica clínica habitual.
Fuente: Archivo
Así, el estudio MATRIX, que evaluó a 2.878 pacientes con SVH tratados con oxibutinina transdérmica, incluyó como variable principal la calidad de vida relacionada con la salud. Tras 6 meses de tratamiento, se observaron mejoras estadísticamente significativas en todas las dimensiones del cuestionario KHQ (King’s Health Questionnaire).8,15
→ 9 de 10 de estas mejoras fueron clínicamente relevantes, incluyendo la afectación por problemas urinarios, las limitaciones en las actividades cotidianas, las limitaciones sociales, las limitaciones físicas, las relaciones personales, las emociones, el sueño/energía y el impacto de la incontinencia urinaria.8,15,16
Estas mejoras se observaron en todos los grupos de pacientes, incluyendo hombres y mujeres de edad avanzada, mujeres premenopáusicas y posmenopáusicas o pacientes con comorbilidades como enfermedades de la próstata. La eficacia, además, fue independiente de los tratamientos previos recibidos.8
Dado que el SVH también afecta de forma negativa a la función sexual, el impacto de la oxibutinina transdérmica sobre este aspecto también fue estudiado. Los resultados mostraron que el tratamiento mejora la función sexual y las relaciones de pareja, aumentando de forma significativa el interés en las relaciones sexuales de los pacientes y mitigando el impacto de la enfermedad en su vida sexual.8,17
En cuanto a la productividad laboral, el tratamiento con oxibutinina transdérmica también se asoció con una mejora en este aspecto, seguramente asociada a la mejoría en el dominio de sueño/energía del cuestionario KHQ.8,18
Finalmente, comentar que los pacientes tratados con oxibutinina transdérmica también experimentaron mejoría de sus síntomas depresivos. Así, la proporción de pacientes con una puntuación del cuestionario BDI-II (Beck Depression Inventory-II) >12, puntuación que en la práctica clínica se asocia con el diagnóstico de depresión clínica, se redujo en un 45%.8
Ficha técnica de Kentera disponible aquí
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Referencias
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