La Dra. Anna Santamaria es la coordinadora del programa 'Women in Science' que ha puesto en marcha en el Vall d’Hebron Barcelona Hospital Campus, y al que se ha adherido el Instituto de Investigación Biomédica de Lleida Fundación Dr. Pifarrés. La iniciativa aspira a promover el liderazgo científico y asistencial femenino y a extender la paridad en los organismos responsables de la toma de decisiones.
Mateo Lara, alias Ma’La, autor del mural 'Pioneras': Mateo Lara es un creativo, artista y muralista independiente multidisciplinario con una amplia formación y una experiencia de más de 25 años en diseño industrial y gráfico, animación digital, diseño multimedia y artes plásticas. Desde 2004 complementa el trabajo de estudio y diseño con la producción de pinturas murales por encargo mediante Pintura Mural Barcelona, con acciones artísticas en diferentes países como por ejemplo España, Francia, Bélgica, Holanda, Alemania y varias exposiciones en los Estados Unidos. Sus pinturas murales, que combina con la afición por los grafitis, se caracterizan por una extraordinaria calidad expresiva y realismo.
Redacción Farmacosalud.com
Fueron mujeres adelantadas a su tiempo que se entregaron a la ciencia en unas épocas en las que no solamente tenían que enfrentarse al reto de fomentar y ampliar los conocimientos sobre la existencia, sino que también se veían obligadas a tener que malgastar su tiempo sorteando la incomprensión y la intolerancia de la erudición patriarcal que intentaba ningunearlas. A pesar de los pesares, pudieron superar todos los obstáculos y es por ello que se les ha dedicado un gigantesco mural que, apoyándose en los rigores del pasado y en las esperanzas del presente, pretende poner las bases para la justa consecución de un futuro científico mucho más femenino. Por si alguien todavía no se ha enterado, ciencia es nombre de mujer…
Luchando contra esterotipos
El Vall d’Hebron Barcelona Hospital Campus es el escenario del mural ‘Pioneras’, una acción impulsada por la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación con la colaboración de la farmacéutica biotecnológica Amgen que está alineada con las políticas de Artes en Salud de Vall d’Hebron y el ICS (Institut Català de la Salut [Instituto Catalán de la Salud]). Con una longitud de casi 40 metros y una superficie de unos 160 metros cuadrados, ‘Pioneras’ ha sido pintado por el artista barcelonés Mateo Lara ‘Ma’La’, quien ha buscado la complicidad de un grupo de profesionales y pacientes del centro hospitalario barcelonés para rematar la obra en su tramo final. El mural destaca por la riqueza expresiva de los 9 rostros pintados, un estilo que, en palabras del artista, “sirve para enfatizar la humanidad y conexión entre estas 9 pioneras y el espectador”.
La obra pretende dar visibilidad a 9 mujeres que han hecho avanzar las ciencias de la salud y han logrado romper muchos de los estereotipos que a día de hoy todavía existen. “El problema deriva históricamente de la percepción que se tiene acerca de la masculinidad de la ciencia. Los estereotipos que relacionan la ciencia con los hombres vienen de muy atrás en el tiempo, ya que la relación entre la ciencia y las mujeres estuvo prácticamente prohibida durante siglos. Este comportamiento se da en muchas culturas y no sólo en la occidental. Si nos centramos en las últimas décadas, cuando en los años 80 se pedía a los niños y niñas de edad escolar que dibujaran a un científico/a, menos del 1% dibujaban a una mujer y eso que la mitad eran niñas (son estudios extensos conocidos que se hicieron en Canadá y Estados Unidos). Afortunadamente, el resultado ha ido cambiando con el tiempo y 25 años más tarde, en el mismo tipo de estudios, un tercio dibujan a una mujer como científica”, explica la Dra. Anna Santamaria, responsable del programa Women in Science de Vall d’Hebron.
Hoy en día, las mujeres representan menos del 30% de los/as investigadores/as de todo el mundo. En España, ocupan el 25% de las plazas catedráticas de universidad y representan el 28% de los profesionales que desarrollan su carrera en sectores de alta y media-alta tecnología. “Los estereotipos de género son la razón principal por la que la presencia de población femenina en la ciencia es tan reducida. En todos los países se asocia más la ciencia con los hombres y, por ello, hay más hombres que mujeres haciendo ciencia y, también, hay más hombres en los puestos más altos de la jerarquía científica. Incluso países con una cultura igualitaria como Holanda tienen estereotipos que asocian la ciencia a la población masculina, y más en los campos científicos, donde los hombres ocupan los puestos más importantes”, señala Santamaria.
Mujeres invisibles que lograron la hazaña de hacerse ver
Para la responsable del programa Women in Science, el mural es un homenaje “a la excelencia femenina no tan sólo olvidada, sino a menudo deliberadamente oculta a lo largo de la historia”. Buena parte de esa ocultación se deriva de los excesos patriarcales de la cultura androcentrista.
De hecho -prosigue la facultativa-, “las mujeres científicas han sido invisibilizadas del mundo académico por su condición sexual durante siglos. Esta invisibilización dio lugar a que los científicos tomaran el protagonismo, amparados en un discurso arcaico patriarcal. Se consideraba a las mujeres incapacitadas para poder pensar o mostrar interés en temas del conocimiento. El libre acceso sin permiso a la universidad estuvo prohibido para nuestras antepasadas hasta 1910, con lo que ninguna española fue profesora en una universidad hasta 1916. Como consecuencia del progreso social y desarrollo económico que se venía experimentando, la sociedad demandaba una formación más cualificada, incluso para las mujeres. Primero se les reconoció el derecho a la educación, para posteriormente conseguir las titulaciones en los mismos grados que los hombres, al menos formalmente”.
No obstante, ni tan siquiera la invisibilización de las incursiones científicas realizadas por población femenina es ajena al dicho según el cual las excepciones confirman la regla: ahí está el caso de Metrodora, una mujer reverenciada por su trabajo y sabiduría y que forma parte de las 9 pioneras del mural.
Pioneras que aparecen en el mural
Metrodora (200 - ?) (fecha de muerte desconocida)
Doctora autora del texto médico más antiguo conocido escrito por una mujer. Su tratado 'Sobre las enfermedades y curas de las mujeres' avanza aspectos ginecológicos en una época en que el estudio de la salud femenina se centraba solo en el parto. Muy referenciada por los médicos y médicas griegos/as y romanos/as, su tratado fue traducido al latín y publicado en la Europa medieval. Así pues, tratándose de una obra referenciada, traducida y publicada, parece plausible pensar que no siempre se ha intentado ocultar la contribución femenina a la ciencia. “Ciertamente, la labor de Metrodora como investigadora y divulgadora en temas relacionados con la ginecología le valió un reconocimiento sin precedentes de sus contemporáneos. Era muy culta y creció y se crio en una sociedad que, aunque no era tan sexista como la griega o la romana, sí que veía a la mujer como un mero complemento del hombre. Tuvo la (relativa) suerte de que, en el Antiguo Egipto, donde nació, las leyes trataran casi de igual manera a hombres y mujeres… esto era impensable en Grecia o Roma”, precisa la Dra. Santamaria.
Trotula de Salerno (1100 - 1160)
Médica italiana medieval capaz de tratar el cáncer, dolencias oculares o problemas de la piel, pese a estar especializada en ginecología y obstetricia. Su obra Passionibus Mulierum Curandorum (Las dolencias de las mujeres), un referente en las universidades europeas hasta el siglo XVI, sortea peligrosamente los perjuicios religiosos y destierra el mito de que las enfermedades de la mujer venían de la menstruación y que la infertilidad era solo femenina. Claro que, en el Medioevo, por cuestiones de ignorancia y de fanatismo doctrinal o de fe muy mal entendida, incluso los hombres podían caer en desgracia por sus conocimientos científicos, si bien la población femenina tenía todos los números para salir peor parada, según describe Santamaria: “La Edad Media fue en general una época difícil para la investigación, el conocimiento y el progreso. Hombres como Miguel Servet, avanzado en su tiempo, describiendo el sistema circulatorio, acabó quemado en la hoguera también por su espíritu crítico; el caso de Galileo Galilei… Me refiero con esto al hecho de que la Edad Media fue en general una época muy complicada para la ciencia y el avance científico y, efectivamente, las mujeres siempre han resultado peor paradas en este aspecto, también en esta época”.
Mención aparte merecen las brujas, cuya sabiduría y gran conocimiento de la naturaleza fue razón suficiente para que fueran duramente perseguidas por las autoridades. “Las brujas no eran personas malas y feas, como se las ha descrito universalmente, sino mujeres generadoras de un conocimiento específico. En la época medieval, cuando predominaba un modelo social masculino que se consolidaba, el saber de las brujas fue considerado amenazante, por lo que fue perseguido y destruido junto con ellas en las hogueras”, sostiene.
Anna Morandi Manzolini (1716 - 1774)
Gracias a su talento para hacer figuras de cera reproduciendo la anatomía humana al detalle, esta italiana recibió un permiso especial para impartir clases de anatomía en la Universidad de Bolonia, en sustitución de su marido, titular de la cátedra. Fue experta en el sistema esquelético, aparato reproductor masculino y femenino y órganos de los sentidos.
Rita Levi-Montalcini (1909 - 2012)
Neuróloga y senadora italiana que, trabajando con veneno de serpientes, tumores y saliva de ratas, descubrió el factor de crecimiento nervioso (NGF), proteína que regula el crecimiento del nervio y mantiene sanas las neuronas. Recibió el premio Nobel de Medicina 1986 por su hallazgo, compartido con el bioquímico norteamericano de su equipo, Stanley Cohen.
Gertrude Belle Elion (1918 - 1999)
Bioquímica y farmacóloga norteamericana precursora de la inmunoterapia. Es reconocida por el descubrimiento del Purinethol, el primer medicamento fundamental para el tratamiento de la leucemia. Durante su carrera, desarrolló un total de 45 tratamientos que ayudan el sistema inmunológico a combatir el cáncer. Fue Premio Nobel de Medicina en 1988.
Rosalind Franklin (1920 - 1958)
Química y cristalógrafa inglesa descubridora, mediante imágenes de difracción de rayos X, de la estructura de doble hélice del ADN. Su investigación, llena de obstáculos y poco reconocida, fue clave para la determinación del modelo de Watson y Crick de la doble hélice del ADN en 1953. También estudió la estructura molecular de los virus, como por ejemplo el de la poliomielitis.
Margarita Salas (1930 - 2019)
Discípula de Severo Ochoa (Premio Nobel de Medicina de 1959), su investigación sobre el virus bacteriano Phi29 permitió conocer cómo funciona el ADN, cómo sus instrucciones se transforman en proteínas y cómo éstas se relacionan entre ellas. Este hallazgo permite amplificar el ADN de forma sencilla, rápida y fiable y tiene aplicaciones en oncología, medicina forense y arqueología, entre otras disciplinas.
Linda H. Aiken (1943)
Enfermera e investigadora de los Estados Unidos, cuyo trabajo se centra en los determinantes de la variación de los servicios de salud (hospitales, centros de rehabilitación, etc.) en los resultados de los pacientes, el impacto de la cultura y los entornos de trabajo organizativos de las organizaciones de atención médica, y la investigación comparativa de resultados de salud internacionales y evaluaciones de resultados de políticas y programas de salud.
Tú puedes ser una de ellas
La última figura del mural representa la imagen de una investigadora actual anónima, como las que trabajan en Vall d’Hebron. Con este personaje se reivindica el talento científico joven femenino del presente y, a la vez, del futuro de las mujeres en la investigación en ciencias de la salud en España.
Según la Dra. Santamaria, el retrato-robot de la científica actual remite a “una mujer inteligente, proactiva, con pasión por el conocimiento y resiliente; eso sí, una mujer que no cambia su identidad y conducta en un contexto de disciplina con más hombres, y que por tanto lidera e investiga desde su identidad y que sigue priorizando y poniendo los cuidados en el centro. Hombres y mujeres tenemos una visión diferente de nuestras propias competencias y, a menudo, ello influencia de manera negativa el liderazgo femenino, que tendemos a asemejar al masculino pensando que será garantía de éxito”.
Buscando una mayor feminización de los ensayos clínicos
Vall d’Hebron es una institución comprometida con la igualdad de género. Por ejemplo, en el Hospital Universitario Vall d’Hebron, de los más de 9.000 profesionales que trabajan, el 72% son mujeres. Además, entre el personal con cargos directivos el porcentaje de mujeres supera el 60%. Santamaria admite que debería ser poco relevante que en un centro científico el 100% sean mujeres, o que constituyan el 80% o el 30%, o que el 100%, o el 80% o el 30% lo constituyan hombres. Sin embargo, opina que, aquí, el concepto de relevancia “atañe a las causas del porqué se producen ciertas diferencias. El día en que las oportunidades laborales y los salarios estén garantizados por igual, y que las evaluaciones, objetivos, e indicadores de seguimiento incorporen la perspectiva de género (no solo hombre/mujer, sino en toda su dimensión) no será necesario evaluar porcentajes. En el Campus Vall Hebron estamos firmemente comprometidos con este objetivo”.
La responsable del programa Women in Science, asimismo, aprovecha la ocasión para recordar que la participación de pacientes en ensayos clínicos centrados en enfermedades padecidas por ambos sexos aún está demasiado masculinizada: “desafortunadamente, la industria farmacéutica y la investigación clínica parecen dominadas por el viejo dicho de que ‘aquello que va bien a un hombre va bien a una mujer’. Está verificado que la práctica androcentrista en los estudios clínicos lleva a una incidencia de efectos secundarios no deseados”. En Europa, fue necesario esperar hasta la aprobación de la nueva regulación sobre ensayos clínicos en 2014 para poder dictaminar la obligación de incluir mujeres en los mismos. “El argumento más utilizado para tanta resistencia hace referencia a la inversión necesaria, no tanto para incluir los factores de sexo y género en los estudios como su posterior análisis. El problema se hace más gordo si tenemos en cuenta que no sólo las mujeres continúan excluidas de buena parte de los estudios; también lo están las personas de edad avanzada, las mujeres embarazadas o con bebés lactantes, los niños y las minorías étnicas. Necesitamos seguir trabajando para corregir en base al sesgo de sexo y género, pero también en base a aspectos geográficos, nutricionales, étnicos y cada vez más genéticos y moleculares”, expone la experta.