Redacción Farmacosalud.com
Un estudio determina que las personas que han padecido daño cardíaco durante la infección por COVID-19 tienen más probabilidades de necesitar volver a ingresar en el hospital o de morir que aquellos que superan la enfermedad sin sufrir daños en el corazón. “Observamos que los pacientes que habían sufrido daño cardíaco -entendido como la elevación de troponinas en sangre- durante la infección por COVID-19 tenían más probabilidad de reingresar o morir durante el primer año tras el alta hospitalaria que aquellos que no habían presentado daño cardíaco. En concreto, hablamos de un 12% de los pacientes con daño cardíaco vs un 1% de los pacientes sin él. Este peor pronóstico se debe principalmente a un mayor número de reingresos, dentro de los cuales, aproximadamente el 33%, se debieron a causas cardiovasculares como arritmias, infarto/angina de pecho o insuficiencia cardíaca”, señala a www.farmacosalud.com la Dra. Andrea Izquierdo, médica adjunta del Servicio de Cardiología del Hospital del Mar (Barcelona).
El nuevo trabajo, liderado por investigadores del Hospital del Mar, del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital del Mar) y del CIBER en Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV), ha sido publicado en la revista ‘Journal of Clinical Medicine’. Tal y como se ha apuntado anteriormente, el 12% de los sujetos estudiados con lesiones en el corazón tuvieron que reingresar en el hospital (1 de ellos murió) durante el año posterior a su alta por COVID-19. Entre los que no sufrieron daños de este tipo, poco más del 1% necesitó hospitalización y ninguno murió. Ante este hecho, la Dra. Izquierdo recomienda “comprobar de forma rutinaria los marcadores de daño cardíaco en la sangre de los pacientes ingresados por COVID-19 para poder ayudar a guiar el tratamiento, el manejo intrahospitalario y el manejo post-hospitalario, cuando el paciente reciba el alta”.
Personas más frágiles y con más comorbilidades previas
Ahora bien, “debido a que el motivo de reingresar no está necesariamente relacionado con problemas cardíacos, no podemos aventurarnos a indicar ningún tratamiento específico al alta. Además, los resultados del seguimiento ecocardiográfico que hicimos a los 6 meses del alta mostraron que los pacientes que habían sufrido daño cardíaco durante el COVID-19 no presentaban diferencias en la función cardíaca con respecto a aquellos que no habían sufrido daño cardíaco durante la infección”, comenta Izquierdo, a su vez primera firmante del estudio.
“No obstante -prosigue-, nuestros resultados apoyan el hecho de que los pacientes que sufrieron daño cardíaco durante el COVID-19 eran personas más frágiles y con más comorbilidades previas (más hipertensión arterial, enfermedad renal crónica y antecedentes de insuficiencia cardíaca), por lo que probablemente sufrieron una enfermedad más grave de la cual tardarán más tiempo en recuperarse completamente. Por este motivo, son pacientes que seguramente se beneficiarían de un seguimiento más estrecho tras el alta hospitalaria, para evitar que reingresen”.
Los científicos comprobaron la evolución durante un año de 86 enfermos que habían ingresado en el Hospital del Mar y en el Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona por COVID-19 y que presentaban en sangre elevados niveles de troponina, proteínas que se liberan cuando se produce daño en el músculo cardíaco, el miocardio. Sus datos se compararon con otros 86 pacientes ingresados por el mismo motivo, pero sin este problema. Los dos grupos eran equivalentes en cuestión de edad y sexo. En el caso del primer grupo, a pesar de que los enfermos “hubiesen superado la COVID-19 y hubiesen vuelto a casa, reingresaban más y tenían mayor mortalidad durante el primer año de seguimiento que los pacientes sin el indicador de daño cardíaco en sangre”, explica la Dra. Izquierdo mediante un comunicado.
Troponina en sangre: un indicador relativamente barato y disponible en todos los hospitales
Además, a la mitad de los individuos con este marcador elevado, se les hicieron pruebas al cabo de seis meses del alta, comprobándose que en aquellos que habían sufrido daño cardíaco el corazón presentaba paredes más gruesas, un factor seguramente relacionado con el hecho de sufrir hipertensión arterial y no con el COVID-19. Cabe insistir en la idea de que las personas que presentaban niveles elevados de troponina en sangre tenían una situación de partida peor que las que no presentaban dichos niveles, con más comorbilidades asociadas, como hipertensión arterial, insuficiencia renal crónica, o episodios de insuficiencia cardíaca. Por este motivo, la Dra. Núria Ribas, jefa de sección de la Unidad Coronaria del Hospital del Mar y firmante del nuevo trabajo, sostiene que se trata de un colectivo al que “hay que seguir de forma más estrecha para evitar estos reingresos”.
Todo ello convierte a los niveles de troponina en sangre en un “buen marcador de mal pronóstico a largo plazo en pacientes con COVID-19, a pesar de haber superado la enfermedad y de forma independiente de la edad y el sexo”, asegura Ribas. Hasta ahora, se había relacionado este indicador de daño cardíaco con el riesgo de problemas de los pacientes durante el ingreso, pero no una vez los enfermos ya habían recibido el alta hospitalaria.
Según el Dr. Jaume Marrugat, investigador del IMIM-Hospital del Mar y autor de la nueva investigación, la ventaja de este indicador es que, “dado que es una determinación relativamente barata y disponible en todos los hospitales, realizarla en todos los pacientes con COVID-19 que requieren hospitalización es factible y ofrece una estratificación de riesgo no sólo durante la hospitalización, sino también a largo plazo”.
Artículo de referencia
Izquierdo A, Mojón D, Bardají A, Carrasquer A, Calvo-Fernández A, Carreras-Mora J, et al. Myocardial Injury as a Prognostic Factor in Mid- and Long-Term Follow-Up of COVID-19 Survivors. J Clin Med. 2021;10(24):5900.