Redacción Farmacosalud.com
Desde la aparición de los primeros casos del COVID-19, las relaciones sociales han cambiado radicalmente a nivel mundial, tanto por las restricciones impuestas por los gobiernos como por el miedo al contagio que se ha apoderado de la población. El estrés y la ansiedad ocasionados por los largos periodos de restricciones, confinamientos y distanciamiento social pueden provocar una disminución de la excitación. De hecho, un estudio determina que, durante el confinamiento, un nutrido porcentaje de españoles experimentaron una bajada en su deseo sexual. Ahora, la fuerte irrupción de la variante Ómicron del coronavirus SARS-CoV-2 ha comportado que, de cara a estas Navidades, se pongan en práctica nuevas restricciones sociales y limitaciones de movilidad en algunos territorios. ¿Así pues, habrá en estas próximas fiestas un agravamiento de la pérdida de la libido?
“Aquí habría que hacer una diferencia entre las restricciones y el confinamiento. Está claro que el periodo de incertidumbre del confinamiento extremo generó un descenso en el deseo por el momento que se estaba viviendo: no se sabía lo que sucedía, el odio se acotó de forma extrema, los momentos de disfrute también eran escasos… la situación social era dramática, lo único de lo que se hablaba era del número de muertes… En las pasadas Navidades (y los siguientes meses) también se vivió un largo periodo de fuertes limitaciones, por lo que, para contestar a esta pregunta, habría que revisar los datos de la falta de deseo en esas fechas. En lo que sí puede afectar la variante Ómicron es en que descienda el deseo de contactar con alguien nuevo, dado que ello puede generar desconfianza” por el temor a contagiarse, explica el Dr. Antonio Santos, médico de Clínicas The Test.
“Salir adelante es un aliciente para poder estar más en contacto con el placer”
“Por otra parte, hay que tener en cuenta la ilusión actual por poder superar esta pandemia mundial. Es decir, el que hayamos visto que podemos salir adelante es un aliciente para poder estar más en contacto con el placer, dado que la sensación de incertidumbre (en lo que es el COVID) se reduce”, argumenta Santos.
Los síntomas y las secuelas derivadas de este patógeno afectan no sólo al sistema respiratorio, sino también a otros sistemas orgánicos como el aparato reproductor masculino. Así, diversos artículos publicados sobre el comportamiento íntimo-carnal durante la pandemia1 relacionan el haber pasado esta enfermedad con algunas alteraciones sexuales, como pueden ser la disfunción eréctil psicógena o vascular, la eyaculación precoz y el deseo hipoactivo o falta de deseo. En este sentido, expertos de Clínicas The Test afirman que hay pacientes que, tras haber pasado el COVID-19, notan un deterioro de su salud sexual, lo que les ha obligado en algunas ocasiones a acudir a consulta. Además, ciertos estudios2 relacionan el COVID-19 con casos de disfunción eréctil provocados por afectaciones micro-vasculares.
Hipercoagulabilidad, micro-trombos, daños en las arterias helicinas…
Según el Dr. Santos, hay múltiples investigaciones que “relacionan la disfunción eréctil con el COVID-19; sobre todo, en la gran primera ola (de la pandemia), donde la reacción inmunitaria ante el virus era más acelerada”. En esos trabajos se ha visto que el COVID-19 se asocia a un estado de hipercoagulabilidad, lo que acaba generando pequeños micro-trombos y un daño endotelial en las arterias helicinas de los cuerpos cavernosos. “Por otra parte -afirma Santos-, podemos encontrar estudios donde se ha demostrado, luego de pasarse esta enfermedad infecciosa, que puede persistir la expresión proteica de tipo COVID-19 a nivel de las células endoteliales del pene, lo que demuestra que el virus continúa estando presente en las células peneanas luego de la infección inicial”. En otras palabras, que habría que investigar si todo ello puede dar lugar a algún tipo de alteración en la salud sexual más allá de lo que es el período de infección propiamente dicho.
“Sí es importante destacar que aún faltan muchos estudios para poder determinar con certeza” la vinculación de los efectos del COVID-19 con la disfunción eréctil, o sea, “si solamente es una consecuencia de la disfunción, o si realmente es un agente causante de este problema” de erección, subraya Santos. “En resumen -añade el experto-, si hay un daño endotelial con una disfunción eréctil, estos pacientes pueden mejorar su capacidad eréctil sometiéndose a tratamientos que promuevan la rehabilitación peneana como son el uso de fármacos y la terapia de ondas de choque… pero, en función de la característica del paciente, esto puede convertirse en una disfunción crónica”, advierte.
La disfunción eréctil, entendida como la incapacidad total o parcial y persistente de conseguir una erección lo suficientemente firme como para mantener relaciones sexuales de manera satisfactoria, es una alteración muy frecuente que puede llegar a afectar hasta al 50% de los hombres. Como se ha indicado anteriormente, varios trabajos científicos señalan que el COVID-19 puede agravar este problema e incluso, en algunos casos, desencadenarlo. En muchas ocasiones, detrás de todo esto figura una clara implicación psicógena, ya que el estrés y la ansiedad ocasionados por los largos periodos de restricciones, confinamientos y distanciamiento social pueden provocar una disminución de las actividades del cerebro que controlan la excitación. De hecho, un estudio llevado a cabo por la Universidad Jaime I confirma que, durante el tiempo de confinamiento asociado a la pandemia, un 39,4% de los españoles experimentaron una disminución en su deseo sexual. Otras veces, sin embargo, esta alteración puede llegar a tener una explicación fisiológica.
Desde Clínicas The Test se sostiene que, independientemente de las causas que originen el problema, los tratamientos y protocolos para combatir o mejorar la disfunción eréctil son los mismos en cualquier caso, y llevarlos a cabo dependerá de las circunstancias personales de cada paciente.
¿Durante las fiestas navideñas… más deseo sexual... o menos?
¿Por cierto… en el período que agrupa a Navidad, Fin de Año, etc. -al margen de la crisis pandémica por COVID-19- aumenta el deseo sexual, se mantiene igual, o bien empeora? “En general, las vacaciones (y las fiestas) suelen ser momentos en los que estás más predispuesto a tener planes con gente, beber alcohol… tener más tiempo libre y el contexto de fiesta preparan el terreno para tener unas relaciones sexuales satisfactorias… la gente está más enfocada al disfrute en estas fechas”, remarca el Dr. Santos.
“Al mismo tiempo, el deseo es algo muy personal”, matiza, a lo que agrega a continuación: “para muchas personas, las Navidades pueden traer emociones poco agradables, las cuales no son compatibles con un alto deseo”, por lo que la libido “depende mucho de la situación personal de cada uno”.
Referencias
1. Publicado en la revista 'Brazilian Journal of Urololy'.
2. Estudio publicado por ‘The Journal Sexual of Medicine’ en 2021 titulado La epidemia de la disfunción eréctil relacionada con el COVID-19: Una revisión de alcance y una perspectiva de atención médica. Resume algunos de los resultados publicados sobre el impacto del COVID-19 en la prevalencia, la gravedad, el tratamiento y el manejo de la disfunción eréctil.