Redacción Farmacosalud.com
En esta entrevista el doctor Josep Bras, autor del libro ‘Pediatría en atención primaria’, no tiene pelos en la lengua a la hora de hablar del presente y futuro de su especialidad, la pediatría en la Atención Primaria. Considera que hay escasez de estos profesionales de la medicina, lo que “supone una sobrecarga de nuestros pediatras actuales, pero sobre todo un peligro de extinción como especialidad. Ello es muy deseado por otros colectivos profesionales que compiten para ejercer nuestra actividad, aun sin formarse adecuadamente para ello. Pero la demanda de las familias es muy clara cuando les va la salud de sus hijos. Los pediatras esperamos más de las familias que de los políticos”. Tampoco se muerde la lengua cuando, preguntado por el hecho de que haya padres de pacientes con TDAH que prefieren acudir a una parafarmacia en lugar de acudir a un psiquiatra infantil, contesta que “ante la dificultad de obtener soluciones, surge a menudo la necesidad de la magia: el ‘encantamiento’ en sí no es malo, pero puede desencaminar de la pequeña ayuda que ofrece la medicina”. Y añade: “muchos redentores mundiales, religiosos, políticos o médicos, son auténticos farsantes que jamás comprueban si sus propuestas son efectivas”. Por otro lado, el doctor Bras explica que el SIDA pediátrico ha “desaparecido del panorama social” porque el tratamiento existente para las madres gestantes “evita la transmisión” del virus “al feto”.
-¿Qué mensaje ha querido transmitir en su libro ‘Pediatría en atención primaria’?
No es un Tweet*, sino un libro de pediatría aplicada. El número de mensajes es amplio. En nuestro contexto pretende ocupar un vacío editorial europeo: el de la Pediatría científica que se realiza en la atención primaria o comunitaria, la que recibe la mayoría de familias con niños, la llamada ‘normalidad social’, donde se generan los hábitos de salud y de atención sanitaria.
-¿Qué enfoque ha dado su especialidad médica a la irrupción del virus del sida en pacientes pediátricos?
Afortunadamente, el tratamiento de las madres gestantes evita la transmisión al feto, por lo que el SIDA pediátrico ya está yugulado y desaparecido del panorama social. La Pediatría, en este aspecto, ahora se dirige a la educación preventiva de la sexualidad en los adolescentes.
-¿Cómo se aborda desde la pediatría de Atención Primaria la eclosión del TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad)?
El TDAH ha eclosionado como ámbito de diagnóstico pediátrico, con un gran aumento en las demandas por trastornos conductuales y de aprendizaje. Le hemos dedicado un capítulo específico, porque consideramos imprescindible que el pediatra conozca y contribuya al máximo a su diagnóstico y tratamiento, en colaboración con los especialistas en Salud Mental.
-Por cierto, desde el mundo médico se comenta que hay padres de pacientes con TDAH que prefieren acudir a una parafarmacia (establecimiento en que se dispensan productos medicinales que no son medicamentos) en lugar de acudir a un psiquiatra infantil. ¿Por qué cree que se registra esa tendencia? ¿Hay progenitores también reacios a consultar con un pediatra sobre este trastorno?
Probablemente hay padres reacios a aceptar que su niño tenga un problema médico. Dicen ‘no es malo, el pobre’, se sienten culpables ‘de haberlos educado mal’ y lo prueban todo. Ante la dificultad de obtener soluciones, surge a menudo la necesidad de la magia: el ‘encantamiento’ en sí no es malo, pero puede desencaminar de la pequeña ayuda que ofrece la medicina. El simplismo informativo sobre problemas complejos conduce a menudo a errores. En nuestra sociedad se adquiere información, pero no se exige comprobación o autenticidad, y a menudo nos quedamos sólo con ‘el ruido informativo’. Muchos redentores mundiales, religiosos, políticos o médicos, son auténticos farsantes que jamás comprueban si sus propuestas son efectivas. Captan la atención por su simplicidad, su ‘glamour’ y su lógica aparente; se mantienen durante algún tiempo, hasta que su inutilidad les barre del mapa.
-Usted destaca que el estrés de determinadas familias se traduce a veces en sobreprotección parental. ¿Desde una consulta pediátrica, cómo se puede convencer a unos padres de que habría que modificar esa conducta con respecto a sus hijos?
Cada familia es un mundo, y cualquier modificación es difícil. Si un mensaje se introduce en un momento oportuno, puede resultar efectivo. Por ejemplo: todo el mundo sabe que de padres violentos salen hijos inseguros, pero pocos piensan en lo opuesto: que de padres inseguros salen hijos violentos. Y es la inseguridad la que genera sobreprotección: el hijo intenta que se lo den todo hecho; si los padres ‘acatan’, el niño acaba por tiranizarlos. Cabría recordar que los hijos son bajitos, pero no inútiles o tontos: aprenden todo lo que les interesa, y si les resulta necesario incluso aprenden a esforzarse. Este es un punto determinante. Lo que consigues con tu esfuerzo lo valoras, lo gratuito no. La tecnología (‘cultura del clic’) debe ayudarnos a, con el mismo esfuerzo, ir más lejos, no a volvernos perezosos.
-Por varios motivos (culturales, dificultades de entendimiento por el idioma, etc), a veces no es lo mismo tratar a un paciente autóctono que a otro de origen inmigrante. ¿Cómo se gestiona esta dificultad desde la Pediatría de Atención Primaria?
Creo imprescindible la madurez personal para tratar a las personas. Siempre has de pensar en ‘el otro lado de la mesa’, intentar captar sus objetivos y sus condicionantes. Por ello hemos introducido un capítulo sobre la salud en la cultura de nuestros vecinos inmigrados. Creo imprescindible este abordaje antropológico, conocer otras culturas para comprendernos y ayudarnos. Los occidentales aún tenemos muchísimo que aprender de las otras culturas.
-¿Hay escasez de pediatras en Atención Primaria?
Hay tantos pediatras por habitante como en otros países en que los niños no son atendidos por pediatras, con resultados en salud obviamente inferiores. Ello supone una sobrecarga de nuestros pediatras actuales, pero sobre todo un peligro de extinción como especialidad. Ello es muy deseado por otros colectivos profesionales que compiten para ejercer nuestra actividad, aun sin formarse adecuadamente para ello. Pero la demanda de las familias es muy clara cuando les va la salud de sus hijos. Los pediatras esperamos más de las familias que de los políticos.
-¿Puede actuar el pediatra si detecta casos de maltrato infantil?
Debe actuar. Según el nivel de obviedad y/o gravedad deberá informar a Servicios Sociales o en su caso denunciar directamente a la Policía del Menor. Es un problema mayor de lo que la mayoría cree. Como en otras situaciones de violencia, el planteamiento de ‘buenos y malos’ no soluciona nada. Si no se diagnostica y trata a los maltratadores (a menudo los propios padres), el problema persiste. Recuerden el asunto de los ‘bullying’ escolares: si sólo tratamos a la víctima, pero no al agresor, el problema persiste y empeora.
* Tuit