Estos episodios pueden atribuirse a algunos factores importantes de riesgo cardiovascular combinados con una tensión arterial alta como principal culpable [7]. ”El tratamiento efectivo de la hipertensión es crucial para reducir la carga de la ECV”, afirma el Prof. Josep Redòn del Hospital Clínico de la Universidad de Valencia (Valencia, España).
El reto de mejorar el control de la Hipertensión
A pesar de existir numerosos medicamentos antihipertensivos efectivos, los índices de control de la tensión arterial entre los pacientes tratados con antihipertensivos dejan mucho que desear. En Europa, menos del 50% de los pacientes hipertensos alcanzan el objetivo de presión arterial recomendado (< 140/90 mmHg) [2], y este porcentaje incluye pacientes ya tratados con antihipertensivos [8,9].
Son varios los factores que contribuyen a este deficiente índice de control de la presión arterial, entre ellos la escasa adherencia a los tratamientos antihipertensivos.
La escasa adherencia es de especial interés, dado que afecta a un gran número de pacientes y está asociada con un mayor riesgo cardiovascular [2, 10]. “La adherencia en pacientes hipertensos cae bastante rápido,” subraya el Prof. Michel Burnier del Centre Hospitalier Universitaire Vaudois de Lausana (Suiza). En los 12 primeros meses de tratamiento, hasta un 50% de los pacientes ha dejado de tomar su medicación según la prescripción de su médico [11]. Una de las formas más directas y efectivas de mejorar la adherencia es reducir la carga de comprimidos [2,10]. Las combinaciones que ofrecen dosis fijas en un solo comprimido constituyen una atractiva opción para mejorar la adherencia frente a los comprimidos individuales [3].
Hipertensión difícil de tratar
Otro factor clave es el tratamiento de la hipertensión difícil de tratar, que incluye a aquellos pacientes con hipertensión “resistente al tratamiento”. Como señala el Prof. Luis Miguel Ruilope de la Unidad de Hipertensión del Hospital 12 de Octubre de Madrid (España), la auténtica prevalencia de la hipertensión resistente al tratamiento parece ser mucho más baja de lo que se pensó originalmente:
En un reciente estudio sobre denervación renal llevado a cabo en España se observó que, de aproximadamente 200 pacientes con aparente “resistencia al tratamiento”, sólo el 15% cumplía realmente los criterios para ser calificado como “resistente al tratamiento” [12].
“Una evaluación exacta de los pacientes con hipertensión es crucial para identificar a aquellos que pueden ser más difíciles de tratar,” destaca Ruilope. Los pacientes deben someterse a un chequeo clínico exhaustivo, que incluya monitorización ambulatoria de la presión arterial, comprobación de causas secundarias de la hipertensión, evaluación de la adherencia a los regímenes de medicamentos antihipertensivos y optimización del tratamiento farmacológico. “El uso de chequeos clínicos exhaustivos y tratamientos farmacológicos adecuados debería aumentar los índices de consecución del objetivo en pacientes con hipertensión difícil de tratar,” sostiene Ruilope. "Tenemos las herramientas, sólo hay que utilizarlas".
Ejemplo del Estudio CHEP
Un ejemplo que demuestra con éxito cómo se pueden mejorar los bajos índices de control de la presión arterial es el programa de educación sanitaria llevado a cabo en Canadá (The Canadian Hypertension Education Program, CHEP) [4]. El CHEP comenzó en 1999 y ofrece una actualización anual de las recomendaciones terapéuticas [4]. “Desde el inicio del CHEP, se ha incrementado considerablemente el diagnóstico y tratamiento de pacientes hipertensos en Canadá, incluyendo un aumento del uso de terapias combinadas,” afirma el Profesor Roland Schmieder del Departamento de Nefrología e Hipertensión del Hospital Universitario de la Universidad de Erlangen (Alemania). En 2009, el porcentaje de pacientes con presión arterial contralada en la población general hipertensa de Canadá había alcanzado el 64,6% [5].
Inspirados por el éxito del CHEP, se han implantado nuevas iniciativas en Francia e Italia encaminadas a mejorar los niveles de control de la presión arterial a un objetivo de > 70% para 2015 [14–16]. “Las recomendaciones de estas iniciativas destacan claramente la necesidad de implantar programas y estrategias similares en otros países europeos, impulsadas por los proveedores sanitarios y respaldadas por las autoridades sanitarias y los grupos de pacientes,” defiende Schmieder.
Según Priv. Doz. Thomas Weiss del Hypertonie-Ambulanz Wilhelminenspital de Viena (Austria), otras ideas útiles en el desarrollo de un programa de gestión de la hipertensión en un entorno europeo podrían proceder de Viena (Austria), donde se está desarrollando un estudio piloto cuyo fin es mejorar el control de la hipertensión.
La terapia combinada es clave
Uno de los pilares clave para conseguir el control de la presión arterial es la terapia combinada. “El tratamiento farmacológico con un único agente antihipertensivo suele ser insuficiente para conseguir controlar la hipertensión, y la mayoría de los pacientes requiere dos o más fármacos para alcanzar la presión arterial objetivo,” recuerda el Prof. Massimo Volpe del Departamento de Medicina Clínica y Molecular de la Facultad de Medicina y Psicología de la Universidad de Sapienza de Roma (Italia). Los estudios realizados con olmesartán han demostrado cómo puede aumentarse significativamente la eficacia del tratamiento basado en antagonistas de los receptores de la angiotensina (ARAII) mediante la combinación con un calciobloqueante, como amlodipino, o un diurético, como la hidroclorotiazida, además de mejorar la adherencia del paciente al tratamiento gracias a la reducción de la carga de comprimidos.
El ejemplo del fármaco Olmesartán en combinación
Dado que los pacientes hipertensos muestran una considerable heterogeneidad, recientemente se ha diseñado un enfoque de plataforma basado en olmesartán para orientar en el uso de combinaciones basadas en ARA para los diferentes tipos de pacientes [16]. “La plataforma pone de relieve la terapia adecuada para pacientes con distintas características y necesidades en función de la evidencia clínica, las directrices, las mejores prácticas y la experiencia clínica,” explica Volpe. El nuevo enfoque utiliza olmesartán solo y combinado con amlodipino o con hidroclorotiazida.
“Esta estrategia puede utilizarse con cualquier antagonista de los receptores de la angiotensina; sin embargo, por motivos prácticos, lo demostramos con olmesartán porque está disponible en varios países europeos en combinaciones duales de dosis fija, combinado con amlodipino o hidroclorotiazida, que ofrecen una flexibilidad adecuada para ajustar, al alza o a la baja, la dosis de cada uno de los componentes utilizados,” dice Volpe.
“En paciente que necesitan más eficacia, ahora existe la opción de incluir un tercer fármaco en un mismo comprimido. El uso de un tratamiento adecuado con un solo comprimido identificado por la plataforma puede ayudar a mejorar la adherencia y ayudar a los pacientes a alcanzar sus objetivos de presión arterial”, concluye Volpe.
Para más información: Incumplimiento terapéutico en hipertensión: algunos médicos, con parte de culpa.
Referencias
1. Lewington S et al. Lancet 2002; 360: 1903–13
2. Mancia G et al. J Hypertens 2013; 51: 1281–357
3. Bangalore S et al. Am J Med 2007; 120: 713–9
4. Campbell NR et al. J Hypertens 2003; 21: 1591–7
5. McAlister FA et al. CMAJ 2011; 183: 1007–13
6. Nichols et al. 2012 European Heart Network, European Society of Cardiology http://www.ehnheart.org/cvd-statistics.html 7. Lim et al. Lancet 2012; 380: 2224–60
8. Kearney PM et al. J Hypertens 2004; 22: 11–9
9. Banegas JR et al. Eur Heart J 2011; 2143–52
10. Corrao G et al. J Hypertens 2011; 29: 610–8
11. Vrijens B et al. BMJ 2008; 336: 1114–7
12. Fontenla A et al. Rev Esp Cardiol 2013; 66: 364–70
13. Mourad JJ et al. J Mal Vasc 2012; 37: 295–9
14. Volpe M et al. High Blood Press Cardiovasc Prev 2013; 20: 45–52
15. Volpe M. High Blood Press Cardiovasc Prev 2012; 19: 1–2
16. Volpe M et al. High Blood Press Cardiovasc Prev 2014 Feb 15. [Publicidad electrónica previa a la impresa]