Redacción Farmacosalud.com
Una de las prácticas clave que figuran en el I Consenso para el manejo desde Enfermería del Dolor Neuropático Periférico (DNP) gira en torno al seguimiento del enfermo una vez que ya se ha realizado el abordaje terapéutico pertinente, según detalla a www.farmacosalud.com Amparo Martínez Cortina, coautora del nuevo documento: “En consonancia con los avances en el tratamiento del DNP, la enfermera debe permanecer en continuo aprendizaje y adaptar su labor según se precise para ofrecer una atención de calidad al paciente. Teniendo en cuenta esta premisa, cabe señalar la atención prestada por el profesional de Enfermería. Esta atención no finaliza tras administrar un tratamiento, sino que se mantiene en el tiempo debido a la cronicidad del dolor. Tras la administración de tratamientos o técnicas, la enfermera valora, realiza un seguimiento y mantiene la comunicación con el paciente y/o familia a través de diferentes canales: de manera presencial en consulta, por vía telefónica, tanto mediante llamadas proactivas como reactivas, o por correo electrónico”.
En este sentido, cabe recordar que “el profesional de Enfermería es el enlace que mantiene en contacto al paciente con la unidad de referencia, como por ejemplo una unidad de dolor crónico”, establece Martínez Cortina. El consenso, editado con la colaboración de la compañía Grünenthal, ha sido elaborado a partir de la experiencia de 20 enfermeras de diferentes comunidades autónomas, quienes aportan, a modo de manual de consulta, toda una serie de buenas prácticas frente a esta patología.
Un dolor resistente a los diferentes tratamientos farmacológicos
“El abordaje del dolor neuropático periférico supone un reto debido a sus especiales características y la Enfermería constituye un pilar fundamental para el manejo de los pacientes que lo padecen”, señala a través de un comunicado Martínez Cortina, a su vez enfermera del Complejo Hospitalario de Navarra.
El DNP es un dolor crónico, de difícil manejo farmacológico, que en ocasiones está infradiagnosticado y que afecta considerablemente a la calidad de vida del enfermo. Es una afección de difícil manejo debido a varios factores: en primer lugar, es un síntoma derivado de una lesión del sistema nervioso que altera el funcionamiento de éste. Su etiología es de diversa naturaleza, ya que puede desarrollarse a partir de traumatismos, procesos infecciosos, enfermedades metabólicas e incluso tratamientos oncológicos. “Otra característica determinante es su persistencia… todo ello implica que nos enfrentemos a un dolor resistente a los diferentes tratamientos farmacológicos”, advierte Martínez Cortina.
Asimismo, “el abordaje farmacológico conlleva la posibilidad de desarrollar efectos secundarios y colaterales que limiten su dosis efectiva”, destaca la experta. También puede ocurrir que el alivio logrado con la terapia “no perdure en el tiempo”, especifica.
“Era necesario establecer una guía que unificase criterios”
“La Enfermería dispone del conocimiento, las capacidades y las habilidades necesarias que permiten enfocar el tratamiento de este dolor desde una dimensión biopsicosocial”, remarca Martínez Cortina.
El nuevo consenso busca dotar de estos recursos a los profesionales, así como unificar criterios, dado que en la actualidad existen distintas guías de actuación en función del hospital o la comunidad autónoma donde se realice la atención. “El DNP es persistente y complejo y requiere un abordaje específico -asevera la enfermera-. Considerando que partimos de un dolor originado por múltiples patologías que puede diagnosticarse tanto en la Atención Primaria como en la Especializada, y que existen tantas maneras de abordarlo (en servicios, unidades u hospitales), creemos que era necesario establecer una guía que unificase criterios, sobre todo en los aspectos de la valoración y la continuidad de la atención al paciente, puesto que, desgraciadamente, nos hallamos ante una patología crónica”.
“Hemos elaborado este documento con la pretensión de ofrecer un recurso de apoyo que facilite a la Enfermería el manejo del paciente con DNP -sobre todo, a aquel personal que no esté familiarizado con este tipo de dolor-”, explica la coautora del manual. La finalidad última que se persigue es, lógicamente, mejorar la atención al enfermo y dar respuesta a su patología.
En el ámbito de la Medicina existen multitud de guías de manejo, protocolos de atención y algoritmos de tratamiento para este tipo de pacientes. Sin embargo, existen muy pocas publicaciones a nivel mundial que pongan el foco en la Enfermería pese a que, según explica la especialista, el papel de estos profesionales constituye un “pilar básico” para el abordaje del DNP. “La Enfermería permanece al lado del paciente en todo momento, incluso antes de que se haya establecido el diagnóstico y, en muchas ocasiones, más allá de administrar el tratamiento… es una persona de referencia para el paciente, alguien que le escucha, apoya y acompaña”, señala.
En definitiva, las autoras del documento esperan que esta guía redunde en una mejor valoración, tratamiento y seguimiento de los sujetos con DNP por parte de Enfermería y que esto, a su vez, sirva para disminuir, paliar o mantener controlado al máximo su dolor y eliminar los factores que limitan y merman su calidad de vida.