Redacción farmacosalud.com
Por norma general, en gatos la sintomatología de la rabia es similar a la de los perros, aunque se observa con más frecuencia la fase furiosa o agresiva de la enfermedad, según informaciones elaboradas por el Gobierno de España y difundidas por la Sociedad Científica de Veterinaria de Salud Pública y Comunitaria (SOCIVESC).
La literatura científica describe que los gatos rábidos, en primer lugar, tienen cambios de comportamiento y pueden perder el apetito; posteriormente, tienden a esconderse, desde donde atacan ferozmente cuando son descubiertos, y maúllan continuamente con voz ronca (pueden estar hasta unos cuatro días así), y finalmente se llega a la fase paralítica, con espuma en el hocico y ahogos, hasta que el animal cae en coma y muere. La recuperación clínica en los casos de rabia declarados en animales es extremadamente rara, aunque se han descrito casos en fauna salvaje y perros. Lo mejor es dejarse asesorar por un veterinario y administrar la vacuna antirrábica para evitar males mayores.
La mayoría de víctimas humanas son niños
La rabia está mundialmente distribuida y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) escasean datos fiables sobre muchas partes del mundo. Se calcula que, aproximadamente, 55.000 personas mueren cada año de rabia y el 95 % de estas muertes ocurren en África y Asia. La mayor parte de estos fallecimientos son causados por mordeduras de perros infectados y se calcula que entre el 30 % y el 60% de las víctimas son niños menores de 15 años de edad, según se desprende de datos difundidos por el Gobierno de la comunidad autónoma de Aragón.
La rabia se propaga por la saliva a través de una mordedura o herida efectuada por un animal infectado, como puede ser un perro o un gato (también pueden transmitirla otros mamíferos). En un ser humano, cuando se contrae la infección y hasta que se llega al período de incubación de la enfermedad pueden pasar días o bien años. Algunos de los síntomas de la rabia en personas son fiebre baja, convulsiones, babeo e irritabilidad. Cuando un animal ha mordido a una persona y hay sospecha de contagio rábico, se debe examinar al ejemplar agresor y posteriormente practicar pruebas para determinar si se ha producido la infección.
La vacuna no puede esperar una vez se ha sufrido la mordedura
Ante cualquier riesgo de infección por rabia (el virus puede transmitirse también a través de la saliva infectada por contacto con mucosas), se procederá a vacunar preventivamente a la persona. Una vez que aparecen los síntomas, la persona infectada rara vez sobrevive a la enfermedad, ni siquiera con tratamiento.