Redacción Farmacosalud.com
La Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) ha reivindicado el papel que desempeña la enfermera escolar en los centros educativos a la hora de proteger y atender las necesidades de los menores con enfermedades crónicas y sus familias, y, en esta línea, ha pedido a Sanidad y a las CCAA (comunidades autónomas) la implantación de esta figura en todos los colegios públicos de España, de educación infantil, primaria y secundaria, sin excepción. Este tipo de profesional asistencial puede realizar labores de prevención y promoción sanitarias y atender problemas de salud, algo que, en plena pandemia de COVID-19, adquiere aún mayor relevancia, tal y como sostiene Manuel Arellano, vicepresidente de la POP: “Sin duda, la enfermera escolar es una figura imprescindible que cobra aún más importancia debido a la COVID-19. Entre sus labores está la de prevenir, vigilar y controlar la transmisión del coronavirus en el propio centro escolar”.
Lógicamente, se trata de un servicio de Enfermería que también podría ayudar a concienciar sobre la trascendencia de la vacunación a aquellos padres o tutores que no quieran inmunizar frente al COVID-19 a sus hijos mayores de 12 años (franja de edad que puede acceder a tal vacuna). “La labor de la enfermera escolar es concienciar y promover hábitos de vida saludable no sólo con los alumnos, sino también con los padres y tutores, por lo que, sin duda, concienciar sobre la importancia de la vacunación es una labor fundamental que incide sobre toda la sociedad”, subraya Arellano.
Según la presidenta de la POP, Carina Escobar, hay familias que no pueden matricular a sus hijos con patologías crónicas en los centros educativos de su preferencia o en aquellos que estén más cerca de sus casas porque no disponen de una enfermera escolar que pueda garantizar la salud y el bienestar del menor en todo momento.
Colaboraciones con Centros de Salud tan experimentales como anecdóticas
En la actualidad -destaca Arellano-, resulta bastante complicado determinar cuántos colegios públicos o privados españoles disponen de este tipo de profesionales asistenciales: “Hay algunas experiencias de colaboraciones con Centros de Salud pero son tan experimentales como anecdóticas, ya que en España no existe un registro que cuantifique el número exacto de enfermeras escolares que trabajan en los diferentes centros, por lo que es complicado conocer estas cifras. Lo que sí sabemos es que son más que insuficientes”.
Contar con un servicio de enfermería escolar permite, por ejemplo, acompañar al menor en momentos agudos de su enfermedad, así como administrar la medicación que tenga pautada -si así se requiere- a través de profesionales capacitados, de manera que todo ello no tenga que ser una responsabilidad de los profesores. La implantación de este servicio posibilita, además, que los padres no tengan que acudir al centro escolar, “y más en una situación de pandemia como la que estamos viviendo”, destaca Arellano.
Déficit de recursos y de equipos especializados en patologías crónicas
Para Escobar, la presencia de la enfermera escolar permite a los alumnos con afecciones crónicas el acceso a una educación plena y en igualdad de condiciones. El papel de esta figura asistencial pasa por asegurar el desarrollo físico, educativo y emocional de los menores, además de promover los hábitos de vida saludable y normalizar los cuidados de las enfermedades crónicas en su totalidad, algo muy necesario para evitar la estigmatización desde las edades más tempranas. Además, la incorporación de la enfermera escolar es una oportunidad para la comunidad educativa de introducir la cronicidad como parte de la gestión de la diversidad en los colegios durante todo el periodo de escolarización.
“En el estudio ‘Situación actual de la coordinación entre sistemas públicos para la detección y atención a la infancia escolarizada con enfermedad crónica y discapacidad asociada’, elaborado por nuestra entidad, hemos visto la necesidad de las familias de trabajar la inclusión de los menores con una patología en el entorno escolar, así como la importancia de adecuar el centro escolar a las necesidades de los niños y niñas para evitar el actual déficit de recursos y de equipos especializados en patologías crónicas”, remarca Arellano. Otro de los objetivos que se han marcado estas familias pasa por la implantación y desarrollo de una atención sociosanitaria y educativa individualizada.
En definitiva, desde la POP se pide a las Administraciones Públicas compromiso y responsabilidad con respecto a estos niños, con el fin último de que sus afecciones no interfieran en ningún caso en el proceso de aprendizaje ni en el derecho al acceso a la educación.