Redacción farmacosalud.com
A partir de los 40 ó 50 años de edad todas las personas sufren en mayor o menor medida el proceso de flaccidez de la piel. Consiste en el descolgamiento o exceso de piel que aparece por varias causas, entre ellas la edad, y afecta tanto a la cara como al cuerpo, según informa la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). Para paliar los efectos de la flaccidez cutánea existen varias técnicas: mesoterapia (inyección intradérmica indolora), electroterapia, radiofrecuencia y en casos extremos cirugía.
La pérdida de firmeza cutánea no es el único signo asociado al paso de los años. La página Envejecimiento en Red, avalada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica que el envejecimiento supone tener una piel con arrugas, más áspera, menos resistente y menos elástica y con apariencia de palidez. Estos cambios pueden agravarse por factores externos, como la exposición directa al sol, consumo de tabaco, alimentación inadecuada, falta de ejercicio físico, etc.
Preocupación por papada y bolsas en los ojos
Ni que decir tiene que todo proceso de envejecimiento puede acarrear efectos negativos en la autoestima de una persona. Recientes encuestas sobre el paso de los años y sus efectos en la apariencia personal realizadas en varios países europeos revelan que a algo más de la mitad de las personas consultadas les preocupa la papada, y posteriormente las bolsas en los ojos. 2 de cada 10 encuestados estarían dispuestos a probar tratamientos faciales para paliar los efectos del envejecimiento.
Otro dato destacable de los sondeos se centra en la opinión que tienen los encuestados sobre el estrés como factor de aceleración del envejecimiento, ya que una mayoría de individuos consultados cree que los estados de tensión influyen, y de manera importante, en los cambios que deslucen la piel. No faltan los doctores que confirman esta hipótesis, es decir, que el estrés favorece la aparición de signos de envejecimiento cutáneo.