Redacción Farmacosalud.com
Una jornada laboral de 8 horas diarias en la que el cuerpo permanece en posición de sedestación (permanecer sentado), por ejemplo lo que sería el clásico trabajo que se desarrolla en una oficina, triplica el riesgo de muerte cardiovascular en mujeres con menopausia. Así se desprende del estudio ‘Hábitos de vida y mortalidad cardiovascular de las mujeres menopáusicas: estudio de cohortes de base poblacional’, publicado en la ‘Revista Española de Cardiología (REC)’, en el que se demuestra que los hábitos de vida guardan una estrecha relación con la mortalidad de la población femenina en edad menopáusica.
En concreto, los investigadores han descubierto que la actividad principal diaria que la mujer lleve a cabo en esta etapa de su vida es el factor que más se relaciona con la posibilidad de fallecer por motivos cardiovasculares. De esta forma, estar sentada la mayor parte de la jornada triplica el riesgo de fallecimiento por dicha causa en la población femenina mayor de 50 años con respecto a las mujeres de la misma franja etaria que mantienen una actividad como caminar, llevar algún peso y/o realizar tareas de esfuerzo físico.
¿Con ir al gimnasio 2 veces por semana ya es suficiente?
De todos modos, aunque una mujer con menopausia esté sentada la mayor parte del día, si camina -por ejemplo- una hora o más a diario a modo de ejercicio físico puede disminuir en gran medida los peligros de índole cardiovascular. Ahora bien, hay que matizar que no es suficiente con ir al gimnasio 2 veces por semana, ya que “un día tiene 24 horas y una semana 7 días”, de manera que si se va al gimnasio 2 días a la semana a razón de 1 hora por cada uno de esos 2 días, el cómputo final de actividad arroja un “porcentaje bajísimo de tiempo”, advierte el Dr. Vicente Bertomeu González, uno de los autores del nuevo estudio, y Prof. Titular y miembro del Grupo de Investigación Cardiovascular (GRINCAVA) de la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante).
A menudo, con modificar ciertos hábitos e integrarlos en las rutinas diarias ya supone un gran beneficio para la salud, como sería no coger el ascensor y optar por subir las escaleras, o bien en el caso de viajar en metro, no cubrir 4 paradas sino 3, y dejar la última para ser recorrida a pie. “Cuando a nuestras pacientes les decimos que hagan ejercicio físico, un porcentaje importante de ellas sí que cumple y nos hacen caso. Pero claro, dentro de su escala de obligaciones esa actividad va a ser la última… primero va el trabajo, la familia, etc. Lo que se tiene que hacer es integrar la actividad física en el día a día. Si una señora de 75 años de edad vive en un quinto piso, podría coger el ascensor y bajar en el cuarto y subir un piso a pie”, señala el Dr. Bertomeu.
Las fumadoras, con un 81,6% más de riesgo de muerte que las no fumadoras
El tabaco es el segundo factor que más incrementa el riesgo de muerte cardiovascular en el grupo de población con menopausia: las fumadoras tienen un 81,6% más de riesgo de morir por esta causa que aquellas que nunca han fumado. Por otro lado, consumir verduras menos de una vez a la semana incrementa un 75,8% el riesgo de defunción por motivos cardiovasculares en comparación con el hecho de consumirlas más de tres veces a la semana. “El objetivo del estudio era conocer los hábitos de vida y las enfermedades crónicas asociadas con mayor riesgo cardiovascular en mujeres menopáusicas, así como construir una escala para cuantificar el riesgo de mortalidad por esta causa”, explica el Dr. José Antonio Quesada, primer firmante del nuevo trabajo y director del GRINCAVA de la Universidad Miguel Hernández.
El análisis incluyó a 5.953 mujeres representativas de toda España, con edades comprendidas entre los 50 y los 103 años. El 42% tenía hipertensión arterial, el 34% hipercolesterolemia y el 14% diabetes. Los investigadores realizaron un seguimiento de la letalidad desde 2011 hasta 2017, es decir, un total de seis años. En ese periodo de tiempo, el 4% de las mujeres falleció por causa cardiovascular, según se indica en un comunicado de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
El efecto de los factores de riesgo a nivel cardiovascular no es sumativo, sino multiplicativo
La presencia y conjunción de factores de riesgo como la hipertensión arterial, hipercolesterolemia o diabetes no es ni mucho menos baladí, tal y como avisa Bertomeu: “el efecto de los factores de riesgo a nivel cardiovascular no es sumativo, sino multiplicativo. O sea, si el tabaquismo aumenta el riesgo por 4, y la hipertensión aumenta el riesgo por 2, una mujer hipertensa y fumadora no presenta un riesgo incrementado de 6, sino que se multiplica y será de 8. Este tipo de riesgos no se suman, sino que son exponenciales, se multiplican más que se suman”.
A menudo se juzga la hipertensión, la diabetes tipo 2 o el exceso de colesterol como enfermedades propias del paso del tiempo, de la ‘edad’, pero eso no debe ser una excusa -viene a decir Bertomeu- para no recurrir a la realización de ejercicio o a la adopción de una dieta adecuada para mejorar la salud, sobre todo teniendo en cuenta que la actividad física y una buena alimentación son hábitos que pueden ayudar a evitar o al menos minimizar tales patologías.
En relación a las variables sociodemográficas estudiadas, la edad es la única variable que presenta diferencias en el riesgo de muerte. “Por cada año que la mujer va cumpliendo, el riesgo de mortalidad cardiovascular aumenta un 14%”, revela el Dr. Quesada. No obstante, aclara por su parte el Dr. Bertomeu, se puede disminuir enormemente la incidencia de ese porcentaje del 14% mediante la adopción de las ya mencionadas medidas cardiosaludables (actividad física, dieta sana, etc.): “es obvio que, conforme va aumentando la edad, nos hacemos más vulnerables a todo tipo de enfermedades. Pero lo que hemos concretado en este estudio es qué cosas podemos cambiar nosotros para reducir ese peligro. Sin ir más lejos, en las mujeres que semanalmente no consumen ninguna ración de verduras, el riesgo cardiovascular puede incrementarse hasta por 8”.
Asimismo, resulta fundamental identificar precozmente los factores de riesgo y tratarlos, si es preciso, farmacológicamente para poder controlarlos. A este respecto, Bertomeu recuerda que si una mujer es diabética pero ha sido diagnosticada precozmente de esta afeccción y está muy bien tratada, el peligro cardiovascular no va a incrementarse tanto como en el caso de una mujer “que sea diabética y que no tome adecuadamente su tratamiento, no siga las recomendaciones dietéticas, etc.”
Creada una escala de riesgo
Por otro lado, los resultados del nuevo trabajo han permitido crear una escala de riesgo específica de fácil uso, directamente aplicable a mujeres postmenopáusicas y con una elevada capacidad predictiva del riesgo de muerte. La suma de los puntos de cada uno de los factores predictores refleja la probabilidad de mortalidad cardiovascular a los 6 años. De forma que, con 6 puntos o más en dicha escala, las probabilidades de fallecimiento cardiovascular superan el 5%, subiendo de forma muy acusada a partir de 7 puntos.
Las coordinadoras del Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la SEC, las Dras. Antonia Sambola y Milagros Pedreira, consideran “muy relevantes” los resultados del estudio porque “pueden ayudar a diseñar programas de educación sanitaria para mejorar estos aspectos”. En concreto, “los datos asocian claramente la inactividad física a mayor riesgo cardiovascular, penalizando y ensombreciendo el pronóstico en las mujeres, por lo que fomentar la actividad física con regularidad es obligado y debe incluirse en todos los programas de educación sanitaria a cualquier edad”.