Bienvenido León, autor del libro ‘Grandes comunicadores de la ciencia: de Galileo a Rodríguez de la Fuente’ (editorial Comares): Bienvenido León es catedrático de Comunicación de la Ciencia en la Universidad de Navarra. Ha sido profesor visitante en las universidades de North Carolina y Colorado (EEUU), y Otago (Nueva Zelanda). También es docente habitual en otros centros españoles y extranjeros. Su investigación se centra en la comunicación pública de la ciencia y el medio ambiente, especialmente en los medios audiovisuales. Es fundador y coordinador del Grupo de Investigación sobre Comunicación de la Ciencia de la Universidad de Navarra y ha publicado más de 100 artículos y capítulos de libros en publicaciones científicas, además de 25 libros como autor o editor. También es fundador y director del festival de cine sobre ciencia #LabMeCrazy!
Redacción Farmacosalud.com
Dejarse llevar por el origen de las especies descrito por Charles Darwin, darse un garbeo por el cosmos con Carl Sagan o conocer los secretos del lobo de la mano de Félix Rodríguez de la Fuente es toda una experiencia. Los grandes divulgadores científicos de la historia han cambiado la forma en que entendemos el mundo. Con su encomiable labor, han conseguido que la ciencia resulte interesante e incluso apasionante para el gran público. Justo es que su excelso trabajo se compendie en un libro, en este caso impulsado por la Fundación Lilly bajo el título ‘Grandes comunicadores de la ciencia: de Galileo a Rodríguez de la Fuente’. El Prof. Bienvenido León se ha ocupado de escribir sus páginas y de realzar la vida y milagros de los comunicadores que aparecen en ellas.
Diez grandes artistas de la comunicación
El libro recoge las técnicas narrativas de diez grandes divulgadores: Galileo Galilei, Jane Marcet, Alexander von Humboldt, Charles Darwin, Santiago Ramón y Cajal, Rachel Carson, Félix Rodríguez de la Fuente, Carl Sagan, David Attenborough y Jane Goodall. “Ha sido difícil seleccionar sólo a diez. La lista podría haber comenzado antes de Galileo, pero hemos comenzado con él como origen de la ciencia moderna. Y, en cuanto al final, hoy en día hay muchos comunicadores de la ciencia de gran éxito. Sin embargo, es difícil situarlos al mismo nivel que estos grandes maestros, entre otras cosas porque no tenemos perspectiva histórica para valorar su repercusión. Por eso, los únicos personajes vivos son Attenborough y Goodall, los dos con muchas décadas de trabajo a sus espaldas y un gran reconocimiento internacional”, señala León.
El autor del libro escribe: «La comunicación de la ciencia me interesó por varias razones. En primer lugar, por su dificultad. Se trata de llevar contenidos científicos hasta personas que con frecuencia no tienen interés por conocerlos. Según las encuestas de percepción social de la ciencia y la tecnología, que se realizan en España de forma bienal desde 2002, son asuntos que despiertan relativamente poco interés. Por ejemplo, en la encuesta realizada en 2022, solo el 12,3% de los encuestados declaró tener interés por esta materia».
A juicio de León, todo ello no implica que el divulgador de ciencia deba seducir al lector u oyente para captar su atención, ya que, de lo que se trata, es de “construir algo nuevo, creativo, conectado con el interés del público y que resulte asequible. El conocimiento científico es algo así como la arcilla que se emplea para modelar un contenido nuevo, adaptado a los intereses del público. Ese nuevo contenido debe utilizar un lenguaje al alcance de todos, y no sólo de quienes conocen los principios y términos que rigen la ciencia”.
“Las matemáticas interesan a todo el mundo, lo que pasa es que algunos no lo saben todavía”
«Cabe pensar que este interés relativamente bajo por la ciencia podría deberse a que muchas personas consideran que no resulta relevante para sus vidas. Sin embargo, basta reflexionar un poco para caer en la cuenta de que la ciencia y sus aplicaciones (la tecnología) atraviesan nuestras vidas de cabo a rabo. Por tanto, resulta chocante que el interés no sea mayor». Ya, pero las matemáticas también nos rodean por todos lados, pero si quien las explica no se lo trabaja bien, pues lo más probable es que la gente que le escucha o le lee se desconecte… “así es -asiente el catedrático-. Las encuestas también indican que la falta de interés de muchas personas por la ciencia se debe a que no la entienden. Es importante contar la ciencia de forma que se comprenda y además resulte atractiva. Como dice la conocida divulgadora Clara Grima, las matemáticas interesan a todo el mundo, lo que pasa es que algunos no lo saben todavía”.
Hay técnicas para hacerse entendible. Por ejemplo, explicar un razonamiento, discurso o hallazgo científico comparándolo con un caso, elemento o circunstancia de la vida cotidiana: ‘una hembra de oso polar ha alcanzado un récord al nadar durante 9 días seguidos, atravesando 687 kilómetros de agua, lo que equivale a la distancia entre Washington D.C. y Boston’. Está claro que, para imaginar el alcance de la aventura de la osa, se ha equiparado su trayecto con una distancia entre ciudades que la gente -especialmente la norteamericana- puede comprender enseguida.
“Este es un buen ejemplo de conexión con la vida cotidiana. La comparación de dimensiones es importante porque las magnitudes demasiado grandes o demasiado pequeñas no significan nada para muchas personas. Por eso es útil la comparación con algo cercano y conocido”, argumenta León.
¿Qué es lo que un comunicador de la ciencia no debería hacer jamás?
Hasta aquí, lo que se puede hacer para conectar con la población general. Ahora bien, también hay cosas que un comunicador de la ciencia no debería hacer jamás, como “dar por supuesto que al público le interesa lo que les va a contar, o que están en su misma onda. Es importante hacer el esfuerzo de enfocar el asunto de manera que conecte y despierte interés en alguien que no sepa nada de ciencia”, remarca.
En el libro se lee: «Una vez seleccionados los personajes, fue necesario centrar el contenido de cada capítulo. Este no es estrictamente un libro de investigación, aunque sí he tratado de aportar ideas novedosas o poco conocidas sobre la vida y obra de estos grandes comunicadores. Todos ellos tienen biografías apasionantes, que muestran un talento y un tesón fuera de lo corriente. La mayoría son aventureros y pioneros en sus respectivas disciplinas científicas». Desde luego, pasárselo en grande mientras se trabaja es un lujo, es algo que facilita todo lo demás. “Todos los personajes del libro tienen en común su gran pasión por la ciencia. De esa pasión se desprende también su interés por compartirla con el resto de las personas. Como decía Carl Sagan, cuando uno está enamorado -de la ciencia o de una persona-, quiere compartirlo con el resto del mundo. Es algo natural”, apunta León.
¿Qué es más difícil, componer música de los Beatles o de los Rolling Stones?
A la hora de decidirse por la escritura o bien por la oratoria para difundir los avances y el saber científicos, el aspirante a divulgador debe saber, de entrada, que preguntarse si es más difícil comunicar ciencia escribiendo o bien hablando en público es casi lo mismo que preguntar si es más difícil componer música de los Beatles o de los Rolling Stones. “Sí, es algo parecido. Entre los personajes del libro, algunos fueron grandes escritores, como Darwin. Otros fueron oradores extraordinarios, como Rodríguez de la Fuente. Y algunos parece que hacían bien las dos cosas, como Galileo o Humboldt. Comunicar la ciencia es difícil, sea cual sea el medio: oral, escrito, visual o audiovisual”, destaca el autor del nuevo libro.
Hablando de Félix Rodríguez de la Fuente… todo el mundo recuerda su tono desacomplejado mientras ejercía de narrador en sus documentales. Y es que, según León, en el arte de la comunicación el estilo personal y la personalidad cuentan mucho: “Rodríguez de la Fuente tenía un estilo muy personal, con un timbre de voz y una cadencia muy característicos. Otros, como Carl Sagan o David Attenborough, también tienen un estilo muy personal que les ha dado fama y les ha llevado a tener una legión de imitadores”.
Uno de los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente