Redacción Farmacosalud.com
En verano no solamente existen las vacaciones convencionales -descanso, viajes, desplazamientos, etc-. También existen otro tipo de vacaciones, las llamadas vacaciones terapéuticas, que no tienen nada que ver con el turismo sanitario, turismo de salud o turismo médico (viajar a otra ciudad o país para someterse a algún procedimiento médico). Las vacaciones terapéuticas son, simple y llanamente, la interrupción parcial o total de un tratamiento médico durante un período determinado, que suele coincidir con la época estival. Desde la Sociedad Española de Hipertensión y Liga para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) se estima que 8 de cada 10 hipertensos interrumpen total o parcialmente su tratamiento durante las vacaciones de verano. En otras palabras: un incumplimiento terapéutico o una falta de adherencia al tratamiento en toda regla. “Es un fenómeno conocido. Las vacaciones terapéuticas no solamente se dan en el campo de la hipertensión, también se dan en el campo de la hipercolesterolemia, en el campo del aumento de los triglicéridos, en las enfermedades reumáticas...”, comenta el doctor José Luis Llisterri, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN). “El trasiego hacia diferentes zonas geográficas de nuestro país” propio de las vacaciones, sumado al hecho de que tomar determinados medicamentos favorece la aparición de efectos adversos “relacionados precisamente con el clima estival”, suele propiciar que ciertos enfermos “tengan tendencia a ser un poco flexibles en la toma del medicamento”, revela Llisterri.
“El campo más estudiado es el de la hipertensión arterial, donde efectivamente hay una serie de medicamentos que en verano producen un fenómeno de dilatación que origina edemas, dolor de cabeza, enrojecimiento de la piel... Los pacientes relacionan perfectamente lo que es la ingesta del fármaco con la aparición del efecto secundario y muchas veces, sin consultar con el propio médico prescriptor, suelen tener tendencia a dejar el medicamento. Esto es peligroso y grave en patologías como la hipertensión, la diabetes o la hipercolesterolemia. Sin embargo, hay otras patologías como la artrosis en que si se dejan de tomar analgésicos la repercusión es menos grave. Pero sí que es verdad que una de las patologías más importantes es la hipertensión. Luego están los pacientes cardiópatas, los que por haber tenido un infarto tienen que tomar medicamentos tipo betabloqueantes o antiagregantes… algunos de esos pacientes son un poco más laxos en la toma del medicamento en las épocas de verano”, señala el presidente de SEMERGEN.
Vacaciones terapéuticas sobre todo en “patologías que ‘a veces no duelen pero matan’
En numerosos casos, las vacaciones terapéuticas son sólo la punta del iceberg de una conducta habitual: la que protagonizan los incumplidores por naturaleza. Según el doctor, “el paciente que es incumplidor será mucho más proclive a la vacación terapéutica porque en este aspecto ya hace ‘vacaciones’ todo el año; hace lo que le viene en gana y eso nos preocupa. También hay que decir que el médico debe responsabilizarse y formar al paciente sobre los efectos secundarios. En caso de que prescribamos un tratamiento que en verano puede originar calor, edemas o enrojecimiento, debemos de informar al paciente que no deje de tomar la medicación y que acuda a su médico porque hay alternativas terapéuticas muy importantes: o bien se reduce la dosis o bien se cambia. Lo que no es lógico es que un paciente hipertenso, diabético o con el colesterol alto deje de tomar el tratamiento porque eso puede producir un fenómeno de rebote en la cifra de tensión, glucosa o colesterol”.
Por sexos, no hay estudios claros y contundentes que demuestren que uno sea más proclive que otro a la hora de saltarse el tratamiento. Por enfermedades, las vacaciones terapéuticas se dan más en aquellas “patologías que ‘a veces no duelen pero matan’, como decimos habitualmente”, explica. Con ello se refiere al colesterol alto, hipertensión arterial, diabetes… “En cambio, en patologías graves como puede ser la cardiopatía isquémica, accidente cerebrovascular, los que han tenido un aneurismo o un problema grave de tipo articular, etc, los pacientes sí que suelen tomar la medicación porque la interrelacionan con la lesión que han tenido”, afirma el facultativo. Luego está el tema de los olvidos. Si bien es cierto que el trasiego vacacional implica que sea “más fácil caer en el olvido de la medicación” en el caso de las patologías “que ‘no duelen’”, también es cierto que algunos enfermos se ‘olvidan’ de tomarla “de manera voluntaria diciendo ‘mira, no me lo tomo y no pasa nada’. Eso no es cierto, hay que tener mucho cuidado e informar al médico para que éste le asesore”, asevera Llisterri.
“Sabemos perfectamente si el paciente ha retirado o no la medicación”
“Nosotros sabemos perfectamente -prosigue Llisterri- si el paciente ha retirado o no la medicación. Es fácil saberlo, siempre que no se cambie de comunidad autónoma, porque desafortunadamente en este país cada sistema informático es distinto y no podemos controlar las prescripciones. Pero por ejemplo, un paciente de la Comunidad Valencia que circule de Valencia a Castellón o a Alicante, yo puedo saber perfectamente si ese paciente retira o no los medicamentos. Y claro, cuando llega a la consulta y lo miramos y le decimos: ‘Oye, que no has retirado los medicamentos, ¿qué ha pasado?’ Y responde: ‘Bueno, es que me he olvidado…’ Las vacaciones terapéuticas es una forma de incumplimiento que se da más en verano, pero es un incumplimiento”.
Según el presidente de SEMERGEN, hay que informar a los enfermos de la importancia de no interrumpir el tratamiento y también “hay que controlar” que no se produzca el incumplimiento terapéutico. De hecho, “un paciente que no cumple el tratamiento es un paciente que tiene un riesgo muy importante para él mismo y para la sociedad, porque indudablemente van a aparecer eventos en ese paciente que van a condicionar graves costes sociosanitarios… por ejemplo, hablo de la hipertensión, diabetes, colesterol, etc. El incumplidor tiene muchos más riesgos, como se ha visto en muchísimos estudios: la tasa de eventos es mucho mayor en los pacientes incumplidores”, advierte el médico de Atención Primaria.
Médico de familia, enfermo y entorno del paciente, claves para evitar el incumplimiento
A criterio del doctor Llisterri, para luchar eficientemente contra la falta de adherencia al tratamiento se necesita la participación de tres actores: en primer lugar, hay que tener en cuenta que el enfermo “es clave en el devenir del cumplimiento, y sobre todo es fundamental la formación, lo que se llama empoderamiento del paciente; paciente formado, paciente empoderado”; en ello tiene mucho que ver el médico de familia -el segundo actor-, que “es la puerta de acceso al sistema y el contacto directo con el paciente; el médico de familia debe reforzar y además registrar en cada visita el cumplimiento. Hay muchos métodos para poder detectar un incumplimiento: algunas preguntas son muy sencillas, se hacen en 20 segundos y deben ponernos en la pista de si se cumple o no se cumple”. Y, en tercer lugar, “es muy importante el papel que puede tener el cuidador, la familia, el entorno… esto es clave en enfermedades con repercusión grave como puede ser la cardiopatía isquémica, la enfermedad cerebrovascular, la arteriopatía periférica, enfermedad renal crónica, pacientes con valvulopatías… son enfermos que requieren, sin duda, la colaboración del propio paciente y del cuidador, de la familia”.