Redacción Farmacosalud.com
Ser realistas, pero no conformistas. Este vendría a ser el espíritu de la recuperación tras un ictus. “Habitualmente, cuando el paciente es derivado desde el hospital de agudos a unidades de neurorrehabilitación, las actitudes y expectativas de la mayoría de ellos y sus familiares son muy optimistas y en muchas ocasiones no se corresponden con las posibilidades terapéuticas reales. Esto hace que desde el equipo interdisciplinar se lleve a cabo un trabajo constante para adecuar dichas expectativas a los objetivos reales de su rehabilitación”, comenta Alejandro Lendínez, enfermero de la Unidad de Neurorrehabilitación del Área Clínica de Rehabilitación de la Fundación Instituto San José de los Hermanos de San Juan de Dios (Madrid). Según Lendínez, “los enfermeros aportamos una visión global de las necesidades del paciente y de su familia, favoreciendo la aplicación del plan de cuidados individualizado. Para ello, contamos con herramientas como el ‘PAR’ (proyecto de autonomía en rehabilitación), que nos permite dar continuidad a los cuidados e ir informando y motivando al enfermo y a su familia según su evolución”.
Este enfermero, que es vocal de GENSEDENE (Grupo de Estudio de Neurovascular de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica-SEDENE), tiene tiempo también para contarnos alguna anécdota de su día a día profesional: “Alguna anécdota graciosa es ver como en el pasillo de planta una paciente con afasia (pérdida de capacidad para usar el lenguaje) te ‘chantajea’ para que le des golosinas al decir tu nombre, cuando no decía ni el suyo el día anterior”.
-¿Cuando reciben a un paciente con ictus para proceder a su rehabilitación, qué es lo primero que usted, como profesional de enfermería, le dice con respecto al procedimiento que van a llevar a cabo?
Cuando el paciente llega a la unidad de neurorehabilitación, es importante ayudarle -a él y a su familia- a cambiar de rol para que dejen de ser pacientes/enfermos y sean pacientes trabajadores con el fin de fomentar la autonomía y empoderarlos en sus cuidados. Hay que explicarles que, si bien no será un camino fácil, nuestro equipo les acompañará en todo momento.
-¿En líneas generales, de entrada cuál es la actitud del paciente de ictus ante la rehabilitación? ¿Depende del carácter o la personalidad de cada enfermo?
Habitualmente, cuando el paciente es derivado desde el hospital de agudos a unidades de neurorrehabilitación, las actitudes y expectativas de la mayoría de ellos y sus familiares son muy optimistas y en muchas ocasiones no se corresponden con las posibilidades terapéuticas reales. Esto hace que desde el equipo interdisciplinar se lleve a cabo un trabajo constante para adecuar dichas expectativas a los objetivos reales de su rehabilitación, favoreciendo día a día la adaptación a la nueva situación de dependencia, si bien es verdad que el carácter y la personalidad influyen en la actitud con la que afrontan esta nueva etapa de su vida.
-El objetivo principal de la recuperación de los pacientes de accidente cerebrovascular es alcanzar el mayor nivel de recuperación funcional y de autonomía posibles para llevar a cabo las actividades de la vida diaria. ¿Cómo influye en ese proceso el factor psico-emocional? ¿Qué realiza usted para abordar esta esfera?
Debemos tener en cuenta que el estado emocional y psicológico del paciente es importante desde el minuto cero después del ictus. Tras su entrada en un programa integral de neurorrehabilitación, el paciente debe tener el apoyo emocional y psicológico necesario para continuar con el proceso rehabilitador. Para ello, en los equipos interdisciplinares contamos con profesionales (psicólogos y neuropsicólogos) que se encargan de trabajar las distintas aéreas psicológicas. De hecho, trabajamos activamente con el paciente y su familia en las expectativas, emociones, sentimientos, etc, favoreciendo su expresión y derivando según las necesidades a otros profesionales del equipo, ya que es frecuente la presencia de trastornos del estado del ánimo como secuela tras un ictus.
-¿Cómo definiría el papel de la enfermería en una unidad de rehabilitación? ¿Qué aporta al equipo interdisciplinar?
Es importante tener en cuenta que la rehabilitación del paciente con ictus se consigue gracias al trabajo que se realiza en el equipo interdisciplinar, donde todos los profesionales interactuamos con el fin de aplicar unos cuidados de calidad. Los enfermeros aportamos una visión global de las necesidades del paciente y de su familia, favoreciendo la aplicación del plan de cuidados individualizado. Para ello, contamos con herramientas como el ‘PAR’ (proyecto de autonomía en rehabilitación), que nos permite dar continuidad a los cuidados e ir informando y motivando al enfermo y a su familia según su evolución.
-En un proceso de rehabilitación, ¿qué es lo que más cuesta y lo que menos cuesta a los pacientes?
Dentro del proceso rehabilitador de pacientes con ictus no hay que pensar qué les cuesta más ni qué les cuesta menos, debemos centrarnos en los objetivos marcados, siempre realistas a las posibilidades del paciente y de su familia, aspecto en el que encontraremos diversas dificultades. No es este un camino fácil… a veces todo esto se complica si los resultados no son los esperados por el paciente y su familia, por lo que se precisa de una reevaluación continua de los objetivos marcados teniendo en cuenta que cada paciente es diferente y por lo tanto también lo es su forma de llevar la situación.
-¿Cree usted que si el paciente es optimista o adopta una actitud positiva le ayuda a recuperarse mejor del ictus?
Si el paciente es optimista y muestra una actitud positiva ante su rehabilitación tiene una mejor capacidad de recuperación, ya que esto favorece su colaboración y por lo tanto esta persona adquiere el protagonismo que le corresponde, dentro de su propia atención y cuidado.
-¿Podría contarnos alguna anécdota sobre el ejercicio de su labor como profesional de la enfermería en el ámbito del ictus?
Alguna anécdota graciosa es ver como en el pasillo de planta una paciente con afasia (pérdida de capacidad para usar el lenguaje) te ‘chantajea’ para que le des golosinas al decir tu nombre, cuando no decía ni el suyo el día anterior. Otra anécdota: ver como un paciente con una disfagia (dificultad para la deglución, para tragar), tras haber estado trabajando todos los días con él y su familia, junto con los auxiliares y logopedas, comienza a comer tras estar 3 meses sin poder hacerlo vía oral, lo que nos permitió retirarle la sonda nasogástrica.
-¿Qué es lo peor que usted ha vivido con alguno/s de estos pacientes?
El peor momento que he vivido junto a pacientes con ictus que siguen un proceso rehabilitador es ver como el enfermo se apaga poco a poco. Te das cuenta de que el tratamiento rehabilitador en ocasiones no lo es todo, y fracasa. En estos casos se precisa otro tipo de atención, más orientada a paliar síntomas que a una rehabilitación activa.
-Usted es uno de los autores y al mismo tiempo coordinador del libro ‘Enfermería en neurorrehabilitación’, que se publicará en los próximos meses ¿De dónde nace esta idea? ¿Qué fin tiene?
Este libro surge de la idea de que los profesionales de enfermería también realizan un trabajo importante en el mundo de la neurorrehabilitación, dado que, junto con el resto del equipo interdisciplinar, ayudamos al paciente y a su familia a ser autónomos y a adquirir distintas habilidades y conocimientos para ello. La iniciativa de elaborar el libro se desarrolló en SEDENE con la intención de que todos los profesionales de Enfermería conocieran la labor que realizamos, no sólo con los pacientes de ictus, sino con los afectados por otras enfermedades neurológicas en fases subagudas y/o crónicas.