Redacción Farmacosalud.com
“Hasta ahora, no disponíamos en la clínica de ninguna herramienta, de ningún test o prueba avanzada de determinación de lipoproteínas; pero recientemente se ha desarrollado en España una tecnología basada en espectroscopia de resonancia magnética de dos dimensiones que permite analizar, mediante un procedimiento relativamente sencillo y exportable a la clínica, el mapa lipoproteico del paciente. Es de desear que esté pronto a disposición de los clínicos”, ha manifestado el Dr. Jacinto Fernández Pardo, responsable de la Unidad de Hipertensión Arterial y Lípidos del Hospital General Universitario Reina Sofía de Murcia, durante su intervención en un Mesa sobre la ‘Importancia del tamaño de las lipoproteínas en el cribado cardiovascular: de la teoría a la práctica clínica’, que tuvo lugar durante el XXIX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), celebrado en Granada el pasado mes de Mayo.
Este lipidólogo destacó que el nuevo test avanzado de lipoproteínas, LIPOSCALE, viene a paliar esa carencia porque “proporciona una información más rica” que los parámetros bioquímicos clásicos y también ofrece “una visión general y una descripción del número y tamaño” de las partículas de las distintas subclases de lipoproteínas, lo que permite “tomar una mejor y más adecuada decisión diagnóstica”, y consecuentemente dar “un tratamiento mucho más específico y efectivo” a los pacientes con dislipemias más complejas.
Esta nueva tecnología predictiva fue el eje central de una Mesa Redonda en la que además del Dr. Fernández Pardo participaron los doctores Luis Masana Marín (moderador), Domingo Orozco y Núria Amigó Grau.
El número y tamaño de las partículas LDL y HDL, factores vinculados a los eventos cardiovasculares
“Las herramientas clínicas de las que disponemos para evaluar en nuestros pacientes el trastorno metabólico que se traduce en una elevación de colesterol son muy limitadas. Solamente disponemos de tres parámetros: las cantidades totales de colesterol, la cantidad total de triglicéridos y la cantidad de colesterol unida a las partículas HDL… y con una fórmula matemática derivamos la concentración de colesterol LDL”. Así se expresó el Dr. Luis Masana Marín, catedrático de la Universidad Rovira i Virgili y responsable de la Unidad de Medicina Vascular y Metabolismo de la Universidad Sant Joan de Reus (Tarragona), quien agregó que “con estos tres parámetros hemos sido capaces de establecer índices de riesgo y diseñar y clasificar las lipoproteínas,” si bien “la realidad del metabolismo lipídico” va mucho más allá porque la lipoproteínas son “un continuo de partículas con tamaños muy diversos” y, además, cuando se registra un trastorno asociado al aumento del colesterol, se produce una alteración en el “número de partículas”.
El Dr. Domingo Orozco Beltrán, responsable de la Unidad de Investigación del Hospital San Juan de Alicante y profesor asociado de la Universidad Miguel Hernández de Elche, indicó que el número y el tamaño de las partículas LDL y HDL son factores vinculados a los eventos cardiovasculares. “En concreto, se considera que a partir de mil partículas de LDL aumenta el riesgo, especialmente si las partículas son pequeñas y densas”, mientras que en el caso del HDL el “número de partículas resulta protector” y disminuyen los eventos cardiovasculares, capacidad preventiva que también guarda relación con el tamaño, en tanto que “las partículas grandes resultan más protectoras que las pequeñas”, explicó Orozco.
Según este experto, “la resonancia magnética nuclear (RMN) se postula como una herramienta muy válida para medir el tamaño de las partículas de los lípidos, y por consiguiente su medición puede conducir a una evaluación más precisa del riesgo cardiovascular”.
El estudio Hortega arroja resultados “interesantes”
La RMN ha sido el eje sobre el que ha girado el estudio Hortega, realizado por Biosfer Teslab junto con el Instituto INCLIVA de Valencia, con el objetivo de analizar el número de partículas en distintas clases de lipoproteínas para intentar predecir mejor los accidentes cardiovasculares. El estudio, que se ha centrado en una población general de 1.280 individuos, ha contado con una media de seguimiento de 12 años.
A juicio de la Dra. Nuria Amigó Grau, CEO y cofundadora de Biosfer Teslab, la compañía impulsora del test LIPOSCALE, los resultados de la investigación “han sido interesantes”, ya que, a pesar de que la población estudiada era muy heterogénea y “de muy bajo riesgo” cardiovascular de acuerdo con los parámetros tradicionales, “la introducción de la resonancia magnética nuclear ha permitido una mejora de la clasificación de los individuos” en función del riesgo de padecer accidentes de esta índole.